Opaca
Según reza la definición es toda aquella sustancia que
impide el paso de la claridad. Creo que no es necesario añadir nada más. Lo que
sí resulta chocante es el hecho de comprobar cómo en base a asesorías jurídicas
expertas, los adinerados se sirven de
ellas para saltarse a la torera aquel
lema de la agencia tributaria que tantas
conciencias agitó y tantos temores expandió. En el momento en el que quienes deberían dar
ejemplo muestran ante los demás una cara y ocultan otra, el ejemplo no sirve, o
peor aún, se toma como ideal a conseguir. Si en el mismo instante en el que alguien con posibles decide seguir
siendo del grupo de los más posibles en base a ocultar obligaciones comprueba
que nadie le pone freno, la injusticia
salta al ruedo a la espera de que alguien la utilice como bandera y reclame el
mismo trato. ¿Con qué derecho se puede exigir contribuciones a alguien si ve
que otros se las saltan? ¿Qué se puede
pensar de quienes encabezan mesas petitorias cargadas de huchas y banderitas si
han buscado paraísos fiscales en los que refugiar sus bienes? ¿Con qué derecho
se puede reclamar una deuda proveniente
de un cálculo erróneo en la declaración a alguien que no pertenece a ese grupo
insolidario? Estaremos de acuerdo en que el dinero público necesita de una
pulcritud de balances que evite el rechazo al malgasto; pero lo que no es admisible es convivir con la sensación de ser
unos parias quienes cumplimos las normas
tributarias en un acto de solidaridad ciudadana. Y no sirve aquello de tomar por válido el
hecho de que quien pudiera también lo haría. Ni el conformismo de quienes creen
que siempre ha sido así y siempre seguirá siéndolo. Si esto se utiliza como
adormidera de protestas posibles, lo suyo sería convertirnos en opacos
contribuyentes y así todos equilibrados. Veremos a ver en qué acaba todo este
escándalo que ha salido a la luz en vísperas de rendir cuentas. Seguiremos comprobando
lo ilimitada que resulta la codicia. Aceptaremos de una vez aquel postulado que
proviene del saber popular y reza así: “
el dinero debería ser como los ajos; de
un año para otro, no sirven”. Miraremos cómo los de siempre se salen con la
suya y nos dejan a todos con la misma cara de imbéciles que nos negamos a ver.
Y esta cara, mal que nos duela, no proviene de ninguna opacidad del espejo de
nuestra conciencia
Jesús(defrijan)
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