Ser y parecer
Ese era el dueto de verbos que se le adjudicaba
a la mujer del césar en la Roma Imperial. A ellos se les podría añadir los
adjetivos y apelativos que todos tenemos
en mente por haberlos aprendido en los pupitres de nuestra propia casa.
Honestidad, decencia, responsabilidad, honradez. Y mira por donde, no es así.
Después de meses y años esperando el final del listado de corruptos, desisto de
dos cuestiones fundamentales. Renuncio a calificarlos de presuntos y renuncio a
esperar a que acudan algunos más que
justifiquen las acciones de los que ya están implicados. Mi enhorabuena,
servidores públicos, políticos electos, malabaristas del engaño. Mi enhorabuena
por haber sido capaces de demostrarnos el modo más directo de actuar en
próximas convocatorias. Habéis jugado con la esperanza para destrozarla y
enviarla al estercolero en donde os encontráis tan a gusto. Removéis las
cisternas para que el putrefacto hedor consiga adormecernos y a la vez
alejarnos de vuestras somníferas
proclamas. Habéis jugado con los dados marcados que ni los más canallas
de los tahúres sospecharon tener a su disposición en el tapete verde que habéis
destrozado con vuestras trampas. Y lo
peor de todo esto es el muro de desolación que estáis alzando en torno a
nuestras futuras decisiones. En ese modo de actuar conseguís que penemos que
todos sois iguales y así escudaros en la iniquidad de la multitud que os
cobija. No tenéis vergüenza por no ser capaces de ponerle límite a vuestra
codicia. No tenéis otro objetivo que extender la alfombra que os conducirá a
elevados pedestales. En ese castillo erigido a vuestra voluntad se han situado
los alfiles que gozan de vuestras prebendas y os extienden los estandartes
esperando vuestra llegada. Y mientras, las fanfarrias esparciendo vuelos de
negritudes que quieren impedir el nuevo rayo luminoso. Seréis quienes, cuando
las tornas se os vuelvan en contra, os camuflaréis camaleónicamente en el
discurso del encantador de cobras que tan bien se os da para hacernos bailar al
son de la quena. ¡Qué decepción! Hemos vivido en las dos orillas en las que la
sociedad se ve sometida. Una, usó y
abusó de su ordeno y mando. Pasó al recuerdo y gracias a vosotros, algún iluminado presentará las credenciales
de salvador y llevará las de ganar. Entonces, como dictó el desencanto, vendrán
a por todos y no tendrá remedio.
Jesús (http://defrijan.bubok.es)