Los balcones
navideños
Daré por válido el hecho de que
cada quien decida convertir la parte aireada de su casa en el simulacro de Belén.
Allá cada cual. Daré por válido el sentido navideño que nos incita a ser y
desear ser más felices que el resto del año. No parece mala opción tal y como
está el patio. Ahora bien, no puedo dar mi aprobación a ese tipo de festejo
luminoso que se apodera de los balcones cada vez que llegan estas fechas. Que
si un muñeco hinchable simulado de nieve, que si un papá Noel preguntándose ¿qué
hago aquí?, que si las guirnaldas alborotadas al paso de la más leve brisa
invernal, que si las intermitentes lucecitas más propias de un lupanar que de
un coro de querubines cantores….Lo dicho, un exceso. Y sí, estos días son de
excesos. Comilonas sin ton ni son, cogorzas que anulan los raciocinios del
cercano en la mesa, falsas esperanzas que pocas veces se ven cumplidas. Vale
que todo eso esté aderezado por el programa cutre enlatado que nos incita a
vestir de gala cuando lo más cómodo son las zapatillas sobre la alfombra o el
parquet. Y eso añadido al aprovisionamiento de viandas como si se aproximase la
hecatombe anunciada por los gurús salpicada de alguna buena nueva. En fin,
bastante tenemos ya con el cava caducado que nos están endilgando como para
ponernos pesimistas. Pero no me negaréis, aquellos que habéis comprobado las
luminiscencias de tales fachadas, que casi no sería preferible hacerte pasar
por uno más de los miles que se van sumando año tras año, antes que soportar
las compañías de quienes sólo viene a ver si pillan unos buenos aguinaldos . De
cualquier forma, esta noche, a eso de los cuartos, antes de que alguien se
empiece a atragantar con las uvas, brindemos por lo ya pasado. Lo que está por
venir, dejemos que nos sorprenda. Y de paso miraremos de reojo a ese campamento
formado tras los ventanales y resistiremos la tentación de rociarlo y prenderle
fuego porque sabemos que el año próximo, el anfitrión de turno, afligido por el
doliente recuerdo, aumentaría el censo. Por eso entre lo deseos pedir se me
ocurre uno. Si llegasen mis neuronas a descolocarse de tal modo que fuese capaz
de convertir a mi balcón en un after, tenéis permiso para convertirlo en una
falla con tres meses de adelanto. Feliz Año Nuevo.
Jesús (http://defrijan.bubok.es)