Rubén
Blades
Han
pasado más de treinta años desde aquella vez en la que Rubén Blades visitó
Valencia. En aquella ocasión acompañado por la Orquesta Van Van logró poner
colorido y sabor a la Plaza del Patriarca en un concierto al aire libre y al
libre albedrío de la noche de Julio. Y esta vez, como si el tiempo no hubiese
transcurrido, regresó. Vino con más años, con menos pelo, con la misma
profesionalidad y con otra magnífica orquesta. Roberto Delgado y sus veinte
excelentes músicos se encargaron de arropar en la explanada de los Jardines de
Viveros a este genio de la salsa panameño. En el preludio, como si de un
debutante se tratase, realizando estiramientos, afinando los tonos y
santiguándose, salió a escena. La misma complicidad de quien se sabe dominador
de la misma vino de su mano. Desgranó sus éxitos de siempre y fue añadiendo
nuevos temas dejando paso al swing como si nos encontrásemos en Broadway. Saber
hacer desde el primer instante. De su mano regresaron en forma de video las
estrellas de la Fania que tanta huella dejaron en los aficionados en aquellos
años en los que el tecno brillaba. Socarrón afortunado al ir mostrando los
cadáveres de quienes hicieron posible el encumbramiento de este estilo peculiar
de entender la música. Y desde abajo, desde la moqueta verde que celaba el
polvo, las innumerables banderas latinoamericanas reivindicando presencia.
Bailamos, coreamos, echamos de menos y sentimos de nuevo el dulce sabor del
paso del tiempo. Vísperas de su septuagésimo cumpleaños, este que ahora se
adorna coquetón con sombrero de ala estrecha, volvió. Aunque realmente, y él lo
sabe, nunca se fue del todo. La grandeza de su letras siguen viajando en
paralelo con la grandeza de saber cuándo una canción es mejor interpretada por
otro que por él mismo. Claro, que si ese otro es Héctor Lavoe, poca
discrepancia puede existir. Quién me iba a decir a mí que aquellos acordes que
sonaban en la inolvidable verbena de la falla KingKong a los que puso voz la
Orquesta Platería tenían como dueño a este poeta del son llamado Rubén Blades.
Hace años que sembró la semilla que sigue dando frutos y merece muy mucho
seguir degustando semejante recolección. Aquellos que tengáis asimilado el
concepto musical llamado salsa, tened cuidado; puede que si no lo habéis escuchado
nunca, que si no habéis asistido a sus conciertos, que si no habéis tarareado
sus canciones, alguien os catalogue de ingenuos. Ponedle remedio a la mayor
brevedad. El tiempo apremia y los trenes de la fortuna suelen pasar en contadas
ocasiones. Yo cogí hace años el de ida y hace días el de vuelta y sé de qué
hablo.