viernes, 29 de mayo de 2015


Juan Perro o la excelencia evolutiva

Apareció acompañado  por una maestra de ceremonias que oficiaba de entrevistadora. Un escenario con los micrófonos expectantes aguardando su turno y las guitarras dormitando a media luz. En el centro, un sofá rojo a modo y manera de estrado íntimo en el que fue desgranando su dilatada carrera. Algún que otro capote ante los toques de divismo que la presentadora no supo medir empezaron a hablar de este camaleón musical. Salieron a la luz sus apetencias lectivas en aquellos años onubenses en los que la topografía servía de excusa para conseguir sus metas. Su descubrimiento de la filosofía y el embarque hacia un París en el que degustó más placeres  de los que sacó a la luz y que le aportaron una visión cosmopolita de su devenir musical futuro. Y todo expuesto desde la sombra de un sombrero a modo morrisoniano bajo el que un intelecto fuera de lo corriente se manifestaba. Sorna baturra aderezada con menciones cultas hablaban de las pertenecías de su mochila intelectual. Y como para no darse importancia, no alardeó de triunfos pasados en ninguno de los niveles, incluido el amoroso. Sabía que su sitio perdura en la memoria y no es cuestión de seguir viviendo de aquella. Por eso con las mínimas concesiones al retrovisor y con permiso del mar dio paso a sus acompañantes. Tres genios que arroparon sonidos desde una guitarra con sabores de Gracia, un saxo barítono y clarinete llegados del Maresme y una trompeta gillespiana  que sonaba a próxima. Todo bajo una sutileza jazzística que recorrió la sala transportándonos por los meridianos del son cubano, de la bossa nova brasileña, de las melodías del Misisipi de Duke. Un viaje alejado de modismos que portaba un aire fresco al enrarecido mundo de las corcheas con el que se empeñan  en enredarnos. Que las introducciones de los temas viniesen de la mano de una dicción erudita de Santiago en la que el humor aparecía desde la inteligencia hablan por sí mismas de lo que anoche presenciamos. Improvisaciones que reventaron en aplausos y un saber hacer digno solo de los elegidos.  Un deleite para los sentidos y una esperanza en el futuro musical que se aleja de postulados meramente comerciales. Aquellos que sepan, busquen, necesiten o añoren algo diferentemente bueno, que chisten al Perro de Juan; verán como acude presto a su llamada y no les decepcionan las muestras de verdad que sus ladridos aportan.       

 

Jesús(defrijan)

miércoles, 27 de mayo de 2015


La calva

Dicen que la ocasión así la presenta y será porque en ella se vislumbran posibilidades que en medio del tupé se disimulan. Calvas que aportan un plus de poderío a quien  la luce si lo hace elevando el mentón a modo mussoliniano  para dejar constancia de la imposibilidad de rebatir decisiones.  Calvas que acaban arrasando lo que ayer fuese una frondosa taiga en la que los folículos  pilosos dan fe de tus genes ancestrales y con ellos de la etapa de la vida en la que te encuentras. Calvas que antes de lucir como tales empiezan a  pespuntearse de nieves en los cabellos que se resisten a la tala innegociable y que en algunas ocasiones han sufrido el ataque inmisericorde del linimento regenerador a modo de nitrato de Chile. Calvas que han visto surcadas sus líneas de Nazca con las gominas esparcidoras de surcos entre esos simulacros de arrozales vietnamitas a mayor gloria del disimulo. Algunas vieron crecer el atolón monástico coronando hemisferios y algunas otras perpetuaron su color albo bajo las boinas de aquellos curtidos antepasados. Calvas que en la actualidad anticipan su llegada de manos del barbero de turno que decide darle la vuelta al rostro rasurando el norte y acicalando el sur. Así los clones del doctor Jiménez del Oso proliferan por doquier y en honor a él, aún sin saberlo, rinden homenaje a los misterios inescrutables que precisan de visitas al subconsciente. De modo que  empiezo a plantearme la posibilidad de exterminio a lo poco que queda y aprovechar la moda arriesgando en la apuesta. Queda poco de lo que alguna vez fue y por más empeño que se quiera poner al final la razón se impone.  Pienso que lo mejor será dejar a la naturaleza manifestarse y en el mejor de los casos usar esa era que nace en el cogote como hemisferio pulido al que abrillante el sol. Correré el riesgo de fundición al que se someterán las ideas  si sobrepaso el tiempo de cocción, pero quizá con ello se cocinen mejor. Y caso de que sólo surjan estupideces del pensamiento siempre podré culpar a la falta de protección natural. Igual es que hemos dejado de recordar aquel axioma de morir como nacimos y a los cien todos rasos. A lo que no  renunciaré desde ya mismo es al hecho de sonreír cada vez que alguien me repita aquello de que los pocos que quedan trazaron un corazón sin yo saberlo. O me miraron con buenos ojos o el pensamiento y el sentimiento se me unieron allá arriba sin darme cuenta.  

Jesús(http://defrijan.bubok.es) 

 

lunes, 25 de mayo de 2015


Cuando pasa tu tiempo

 

Es el tiempo quien por sí mismo se encarga de manifestar mediante avisos que otro tiempo viene a relevarlo. Otro tiempo que quizás nos empeñemos en catalogar de prematuro ante el hecho mismo de reconocer nuestro propio envejecimiento. Nos empeñamos en retrasar el avance hacia nuestro declive y sólo necesitamos del  engaño caritativo de quien nos afirma  ver como siempre de jóvenes mintiendo. Quizás así consigue nuestro aplauso enmarcado en una sonrisa y la adulación se muestra caritativa. Eso mismo ha debido suceder entre quienes hoy rumian la derrota nacida de las urnas. Siguen sin explicarse el porqué del escrutinio cuando dieron todo por servir a quienes  en aquella ocasión les depositaron  su confianza y ahora les han vuelto la espalda. Han tomado como anécdota en contra aquello que no lo era y han buscado culpables en escalones inferiores. Se han plantado amenazantes ante ellos de modo poco creíble a la hora de hacerles purgar por todos. Y han considerado que con esos cachetes la confianza volvería a brotar en los tiestos de quienes se la dieron años ha. No han escuchado más que halagos de los próximos que quizás buscaban seguir bajo las sombras de las palmeras protegidos del calor infernal que prendieron las  corruptelas. Nadie les ha dicho a la cara que su tiempo era finito y que nuevas caras con ideas renovadoras se hacían imprescindibles. Que de nada servía poner en el tocadiscos las melodías añejas que sólo sabían bailar los pasados de moda. Para colmo, nadie observó que los surcos de las canciones aparecían rayados y la aguja saltaba repitiendo estribillos obsoletos. Nadie fue capaz de plantarles desde sus propios dominios cara a los entronados  en la taifa perenne de la que se sentían califas inmortales. Tomaron a broma lo que no era y los chascarrillos que supusieron como chistes comprensibles han resultado ser demoledores boomerangs. Usaron la apisonadora para hacer culpables a quienes no  lo eran y ahora topan de bruces con la realidad escondida tras el doble fondo. Y en esta inercia la cuesta abajo se anuncia de pendiente demoledora. Puede que en algún caso sigan sacando pecho y pidiendo foto finish   en la que considerarse  vencedores. Podrán seguir engañándose cuantas veces quieran ellos o quieran los aduladores que les rodeen, pero será simplemente eso, un autoengaño. Si hubiesen hecho caso al espejo habrían leído como el  Dorian Gray que una vez soñaron ser se les  mostraba con la cruda realidad. Y entonces hubiesen entendido lo que ahora siguen sin entender: que su tiempo hace tiempo que pasó y no supieron o no quisieron echarse a un lado.

 

Jesús(http://defrijan.bubok.es) 

viernes, 22 de mayo de 2015


El patio

Era costumbre en aquellos años setenta que al runrún de las canciones de moda se organizasen conciertos promocionales. Así solía llenarse la plaza de toros de Valencia en la que sobre la arena se alzaba un escenario y sobre él un compendio de grupos o solistas que daban a conocer  sus éxitos del momento o ya obtenidos. De modo que me acerqué al centro en cuestión y adquirí un long play  de The Stories en el que se incluía su mítico Brother Louie  y con él se me adjuntó una entrada para el festival inminente. A toque de reclamo, entre las figuras rimbombantes estaban Tony Ronald y Paper  Lace. Por eso, aquella noche de primavera apuntaba a ser especial. Y vaya si lo fue. Nada más encenderse los focos, el locutor de turno anunció a un nuevo grupo que procedía de Sevilla. Un trío que se proponía la fusión de los aires andaluces con el rock sinfónico. Un grupo que lideraba un tal Jesús de la Rosa y que llevaba por nombre Triana. Imaginad el impacto que supuso a estos  tímpanos escuchar algo novedoso más allá de las canciones pop de moda o de aquellas que se postulaban como melodías veraniegas próximas a ser números unos. “Creo recordar que por la noche, el pájaro blanco echó a volar” y la piel se me puso erizada ante aquella maravilla titulada “En el lago” que se  incluía en el álbum “El Patio”.  Esa mezcla de compases electrónicos con  toques flamencos resultó increíble y con el tiempo transcurrido sigue siéndolo. Abrieron un camino que otros seguirían en el que  la genialidad viajó pareja con el infortunio personal de algunos de sus componentes. Llegué a escucharla como fondo musical de Manuela, una magnífica película y el desgarro del quejío de Jesús sigue presente. Poco importaron que los restantes  grupos o solistas  hiciesen brincar a las gradas del coso a ritmo de sus éxitos radiados. Allí acababa de producirse un hecho insólito que mereció varias vueltas al ruedo y que acaba de cumplir cuarenta años. Si alguien no ha disfrutado del frescor de dicho  patio, no debería retrasar su visita. El rumor del agua se empapará en los poros y seguro estoy   que será transportado a una época en la que la genialidad no era parida desde el marketing sino desde los estribillos que concluían con ” En nuestros corazones, en busca, de una estrella fugaz”

Jesús

 

jueves, 21 de mayo de 2015


Los amarres amorosos

Según dicen los creyentes en ellos, los amarres amorosos, son esos sortilegios que acaban trucando el sorteo que Cupido decide al disparar las flechas. Son una especie de ruleta rusa en la que el giro de la bola siempre se garantiza el final en la casilla deseada. Para ello, nada mejor que dejarse guiar por un o una crupier avezado que sepa de su oficio para garantizarte el éxito  ansiado. Así  que la proliferación de Celestinas en la actualidad va en proporción inversa  al empañamiento del espejo del Calisto que no consigue a su Melibea. De nada sirve sopesar en una balanza pros y contras del amante soñador si este no es capaz de ver en su platillo más deméritos que virtudes con las que conseguir los favores de la damisela en cuestión. Pensará que en la dote que aporta en la carabela de la conquista los pendones hablan por sí solo de quién es el pretendiente y del futuro halagüeño que le espera a la afortunada que le conceda sus favores. Y caso de que los vientos en calma no consigan hinchar las velas en esa travesía, entonces buscar la ayuda en los remos acompasados de los chamanes de prestigio. Estos o estas ofrecerán las más variadas técnicas, que por insólitas serán creídas. Dará lo mismo si en la marmita se cuecen ranas, sapos, culebras, nabos, o cualquier otro ingrediente si el fin justifica los medios. Dará lo mismo si la irracionalidad se impone al sentido lógico mientras este te susurra al oído tus nulas posibilidades. La cuestión radicará en el axioma aquel que asegura conseguir todo aquello que deseas con todas tus fuerzas porque el Universo conspirará a tu favor como si el Universo no tuviese bastante con aclararse si está en la fase del Big o en  la del Bang y se le conminase a la ayuda urgente. Y es que no hay nada más productivo que comerciar con las ilusiones. Y de ilusos está el mundo congestionado sin ser una excepción el apartado amoroso. Sea como sea demos por justificable la creencia en el éxito de quien invirtió ahorros en ello. Demos por válida la profesionalidad de quien garantizó el triunfo y a la postre cobró por ello aunque no llegase. Pero demos por inadmisible que la pernada conseguida al tributar por ello no admite devolución inmediata si el balance es negativo ¡Hasta podríamos llegara!¡Ese amarre no era el solicitado! Encima de no conseguir a la Julieta soñada, no se nos reintegra lo abonado en concepto de impuestos. ¡Qué poco romanticismo demuestran, caramba! Abogo por la inmediata devolución de todo el capital invertido, que bastante pena lleva encima. Más que nada por si el día de mañana nos vemos en una situación similar.

Jesús(http://defrijan.bubok.es) 

martes, 19 de mayo de 2015


 

El borrador

Curioso que lleve  por título a tal cuando toda tu vida de contribuyente aparece reflejada con tinta imborrable. A modo de felicitaciones atrasadas navideñas acuden a la cita con nuestros buzones para recordarnos cuál es nuestro papel como ciudadanos. Y ahí estamos, recibiéndolo como si fuesen diagnósticos que por principio suponemos dañinos. Atrás quedaron aquellas estampitas que el barrendero de tu barrio te dejaba con sus mejores deseos de prosperidad para convertirse en la amenaza del aguinaldo inverso. Lo abres con cuidado y la expresión que se refleja en tu rostro es la del reo que acaba de recibir su condena. Tienes dos opciones para la alegría o para la tristeza, según el balance ministerial haya jugado sus cartas. Si te reclaman dinero, pensarás que la injusticia se adueña de tus emolumentos para arruinarte más aún. Maldecirás tu falta de previsión y aparecerán aquellos dispendios que te juzgarán a peor por más que los disfrutases en su día. Si deciden hacerte beneficiario de unas devoluciones, saltarás de alegría como si ese reintegro no se te debiera por habértelo esquilmado meses antes. Deseos te dan de agradecerle al ministrable de turno el haberse convertido en tu propio ahorrador que ahora te recompensa. ¡Seremos ingenuos! Devuelven lo que no debieron cobrar y buscan nuestra alegría. Así que no sé si alegrarme o enfurecerme porque ambas opciones tiene su aquel. Hace días que llegó el susodicho sobre y no he tenido el valor  ni las ganas de abrirlo aún.  Voy a dar por mal calculado todo y empezaré a indagar de qué modo puedo recobrar un inexistente equilibrio personal y financiero. Viajar a Suiza no entra en mis planes, más que nada para no hacer el ridículo llevando monedas sueltas que es a lo que más aspiro. De los beneficios conseguidos por la autoedición de mis libros, mejor no hablar, para no volverme a desangrar el ánimo con los gastos en absoluto cubiertos de la venta de los mismos. Organizarme sin otro ánimo de lucro que el mío mismo llevaría su tiempo y ese tiempo apremia. No sé, no sé. Creo que no me quedará otra opción que seguir como de costumbre actuando como contribuyente ejemplar y controlado (todo hay que decirlo) que presumo de ser, a qué remedio. Porque está claro que ni soy un deportista de élite que llora por tener que pagar lo que considera excesivo, ni soy un político al uso que se mueve entre las cloacas putrefactas del prestidigitador sin dar ejemplo. De cualquier forma, si encuentro algún método que me salve de este sacrificio seguro que no me atrevo a ponerlo en práctica porque cada cual aprende una cartilla ética en su vida y debe ser coherente con lo aprendido en ella. Voy a abrir el sobre  a ver qué me augura……¡lo sabía, mira que lo sabía!
Jesús(defrijan)

Las explicaciones

Desde siempre se han considerado a las explicaciones como esas compañeras indispensables ante las dudas no resueltas. Ellas son las que dictaminan si el resultado final de un problema cumple con la duda planteada y en su respuesta alivia desazones o reinicia una nueva búsqueda que dé con el resultado apetecido. Efectivamente, esas son las explicaciones en el mundo racional en el que los postulados científicos así lo exigen y en ellas encuentran consuelo los problemas solucionados correctamente. Pero, afortunadamente, la dualidad existencial se completa con la vertiente emocional que en absoluto está sometida a esos axiomas. Nada de lo que sucede en el mundo de las emociones debe ser explicado porque nada de lo nacido en esa cuna lo hace desde la racionalidad. No se puede explicar el cómo cuando lo esencial es el qué. Ni se puede explicar ni se debe pedir explicación. Más que nada porque en ese yo íntimo el acceso está tan restringido como el deseo del dueño decida. En el mejor de los casos, ante la imposibilidad de entendimiento, lo mejor que podemos hacer es aceptar las formas que el otro manifiesta sin partir de premisas que solamente nacen en nuestra imaginación. Y todo esto por la simple razón de que nada es capaz de poner argollas a lo que nace y quiere seguir siendo libre sin justificaciones innecesarias. No hemos de suponer  la maldad en lo que suele ser tan sencillo como la propia necesidad del propio espacio y tiempo. Tiempo y espacio para respirar el polen inspirado a la espera de un nuevo argumento que con suerte verá la luz en el futuro y que quizás consiga resolver las  dudas a quien las tuvo en su día. Nada es menos permisible en la inspiración que la falta de aire por inflamación de la glotis al explicar lo que no debe ser explicado. La libertad es tan libre que ni siquiera él mismo se atreve a condicionar horarios, momentos o silencios de su propia ruta. De modo que no seré yo quien someta a la rigidez del dogma. No, en absoluto, ni sería correcto, ni satisfaría a los principios que desde hace años me fueron explicados. Quizás mi error parte de suponer que todos entienden del mismo modo las explicaciones y por eso me niego a darlas. Quien me conoce no las necesita y quien no me conoce ya las aceptará si quiere. Así actúo hacia los demás y así espero  que los demás actúen hacia   ellos mismos y hacia mí.      

Jesús(http://defrijan.bubok.es) 

domingo, 17 de mayo de 2015


Un Lazarillo llamado Rafael

Dejarse arrastrar por el Siglo de Oro español no es que suponga un esfuerzo excesivo; más bien viene a ser un deleite el regresar a aquella época en la que los claroscuros de un Imperio dieron origen a la genialidad de las plumas. Tan prolijo espacio se convirtió en inmortal alacena de manejos del lenguaje y de las escenas que afortunadamente nos aparecen de cuando en cuando. Como ayer, en la que pudimos disfrutar del saber hacer de un genio llamado Rafael Álvarez “El Brujo”. Un actor que convirtió el monólogo de las andanzas del Lazarillo de Tormes en una constante ida y vuelta a aquella etapa de la literatura desde la que pudimos comprobar cómo la ruindad de aquellos personajes se perpetúa en estos  actores que nos toca sufrir a diario. La astucia de aquel niño que aprendía a base de golpes encierra una moraleja que imagino que seguimos sin entender. Por eso el esfuerzo de Rafael  llevaba implícito un guión sobre el que basar nuestras propias puestas en escena. Y todo lo escenificaba desde la elegancia  que repudiaba lo soez para no descender al averno de la simpleza. Vimos en un escenario sucederse correlativamente al padrastro, al ciego, al clérigo y en cada cual adivinamos sin mucho esfuerzo  el cúmulo de vicios que les hicieron inmortales y que otros han heredado a mayor gloria suya y desgracia nuestra.  Sutiles sarcasmos en los que la queja por el maltrato recibido por Lázaro se solapaba con el recibido por la Cultura en el tiempo actual. Rafael nos dejó entrever cómo la ceguera de los mandamases no es tal, pues saben perfectamente cantar las coplas que adormecen mientras les siguen cayendo los óbolos en sus zurrones. Y nosotros, aprendices de pícaros, conformándonos con roer las migajas del arcón, libar el vino sobrante del jarro agujereado y sortear los palos que desde todos los ángulos nos buscan como dianas. Lo dicho, un genio llamado Rafael, que consiguió desde el minimalismo estudiado del decorado jugar con las luces y las sombras que nos llevan de la risa al desencanto en cuanto las bambalinas se quitan el maquillaje. Quiero pensar que aquel autor de la inmortal obra a quien el miedo le aconsejó dejarla sin firma, desde la distancia  que  da la Inmortalidad  estará aplaudiendo al personaje representado. Eso sí, quizás vuelva a callar por si le pregunta algún inquisidor si es él el autor, y sonría cuando oiga vociferar al Torquemada de turno que es una obra de brujería; sin duda un Brujo llamado Rafael le dará la razón.

 

Jesús(defrijan)

jueves, 14 de mayo de 2015


Los ciclistas electorales

Somos esas raras avis que solemos provocar sarpullidos en los conductores motorizados en cuanto ven invadidos los que consideran sus espacios. Como en la mayoría de los casos  muchos compartimos dualidades, no es cuestión de inclinar la balanza hacia uno de los platillos por más deseos que tengamos de ver ganadores a los pedales. Pero dicho esto no deja  de sorprenderme el hecho de que quien no está acostumbrado a mover los piñones a diario decida ajustarse el sillín, quitarse la chaqueta y lanzarse a la aventura de recorrer un kilómetro reivindicando el uso que no hace habitualmente del caballo metálico.¡ Con un par, sí señor! No pasa nada si escasean los carriles bici o si los que existen son estrechos. No pasa nada si los distintos ayuntamientos por próximos que estén deciden no compartir bicis urbanas para mayor incomodidad del usuario. No pasa nada si al usuario privado que decide utilizar la suya se le exigen todo tipo de accesorios en base a su seguridad mientras a los que tienen la ocasión de alquilar las municipales se les exime de los mismos. Aquí lo importante es salir en la instantánea de todos los informativos con una falsa imagen de promotores del desplazamiento deportivo y pasados  quince días ni acordarse de cómo se movía el manillar. Así que seguiremos esperando en la lista de futuribles seres a ser víctimas del atropello doble. Uno si decidimos circular por el asfalto y otro si decidimos creernos los tonos de esos timbres que tan rancios suenan a promesas incumplidas. Seguro que más de uno ya está barajando la posibilidad de traer a la actualidad  aquellas chapitas de postguerra que a modo de matrícula se adosaban como garrotes viles al cuadro de la bicicleta de nuestros abuelos. Y que el circo continúe, que les da lo mismo. De todas formas, seamos generosos. Ya que han demostrado tantas apetencias por el ecológico desplazamiento, hagamos que prescindan de las cilindradas de alta gama para acudir a las sesiones de trabajo y entonces harán creíble su mensaje. A la espera quedamos y  de paso voy a ver si hincho las ruedas no vaya a ser que coincida con ellos en alguna salida y compruebe que las suyas llevan más presión y siguen adelantándome por la derecha sin avisar. Por cierto, no os olvidéis del culote; más que nada para evitar el daño en semejante  parte que tan acostumbrada está a sufrir con los paseos  de las mentiras.

 

Jesús(http://defrijan.bubok.es) 

miércoles, 13 de mayo de 2015


 Educar y enseñar

Este dueto verbal lleva tiempo ya siendo objeto de la más clara disolución en el matraz del equívoco. Por dejadez, inacción o mala intención, se han ido solapando  el uno al otro hasta crear una nube tóxica que ciegue ojos y tapone tímpanos entre quienes  vagan desorientados. Y vagan desorientados porque los cantos de sirenas de quienes diseñaron  nuevos modelos de enseñanza han conseguido algo tan simple como el desconcierto generalizado y la pérdida de ruta  por llevar la brújula correcta un imán camuflado llamado estupidez. Se dan validez a postulados absurdos con el fin de no provocar en quien está en situación de escuchar y obedecer, la menor de las repulsas vestidas eso sí, de traumas que le podrían conducir al desasosiego de verse diferente, casi siempre a la baja. Por eso la tabla rasa del gris se encarga de notificar puntualmente los éxitos del esperanzado hijo en quien tenemos puestas todas nuestras esperanzas. Eso sí,  ante la falta de tiempo o criterio claro, acabamos delegando en las instituciones escolares la doble labor. Y ahí, el error se hace palpable.  Nadie puede pretender que los valores inamovibles a lo largo de los siglos sean  impartidos desde las aulas para mayor gloria de nuestra conciencia como padres. No, no es así. Y no se trata de tener mayor o menor preparación  académica para saber cuáles son esos valores que  hablarán de nosotros por boca de nuestros hijos. De nada servirá el autoengaño, la sobreprotección o el amiguismo ante nuestros vástagos  si la postura en semejante apuesta  sólo manifiesta el sí. De nada servirá que las notas sean mejores o peores,  si como personas lo esencial no se cumple.  Y en ese punto esencial se inscribe la exigencia, el equilibrio y la directriz que debemos marcar desde  nuestro propio nido. No pidamos que esa labor la realicen otros por nosotros porque lo más probable será que ni nos guste ni sea suficiente. Ardua labor la de padres que nadie se ha visto obligado a asumir pero que tiene sus exigencias.  El proyecto  de adulto que son nuestros hijos pasa por nosotros y de nuestra educación saldrán los cimientos sólidos básicos para el aprendizaje. Podremos pensar que los tiempos han cambiado y que los mejores amigos de nuestros hijos somos nosotros y por lo tanto no vamos a coartar sus voluntades. Perfecto, hagámoslo así. Pero tengamos la decencia de no culpar a quien no tiene la culpa. El día de mañana, con mayor o menor bagaje cultural, los hijos demostrarán de qué modo han sido educados y ellos hablarán de nosotros por más que nos alegremos o mal que nos pese. De enseñar ya se encargarán los profesionales docentes, y seguro que lo hacen genial;  para eso se prepararon y con ello disfrutan.

Jesús(http://defrijan.bubok.es) 

martes, 12 de mayo de 2015

de "A CIEGAS"


 

1.            Los versos del piano

Todas las tardes el ritual  repetía, lo repetía. Aquella mesa de mármol pulido del rincón en penumbra lo había acogido como pródigo matutino que regresaba al calor dela tarde cargado con un cuaderno sencillo y un lápiz afilado de esperanzas. El guion surgía improvisado en el momento en el que su mirada barría la sala a la que turbaba la paz el griterío de los niños recién liberados de sus pupitres. Esa espoleta de salida tumultuosa se ofrecía como reloj de arena ante la premura del nacimiento de unos nuevos versos. El café no pedido pero servido se sumaba al rutinario ritual y todo comenzaba a tener sentido. Las pausas rítmicas de los versos encadenaban las pinzas con las que el tendedor  de blanco se iba vistiendo. Los guiños de las fotografías anónimas de las paredes parían historias que entre sus dedos cobraban vida. Poco importaba la realidad de las mismas desde el momento en que él las modelaba a su antojo. Así, los plácemes imaginarios que recibía ante semejantes historias se fundían con  los posos del café sin acabar y frío  dando por válida la tarde que ya caía. Otro día, otra historia, otro sueño con el que compartir la noche. Y mientras regresaba a su realidad,  ese detalle con el que no contó, reclamó su atención. En unos de los pasquines decoradores delas frías paredes, sin pedir permiso, un torso de mujer deslizaba sus manos sobre el teclado receptivo. La luz de su piel daba luz a la música que se adivinaba. La melodía navegaba entre trazos blancos de oleajes negros. Allí se vivía la pasión contenida de la dama que proyectaba desde sus falanges el rubor que al pudor sometía. La charla vacía del resto del cuadro no contaba. Toda la etiqueta del boato de los personajes era oropel vacuo que entorpecía la magia. Todo el resto era resto que no significaba nada. Giró sus pasos ante el asombro de los habituales desconcertados por el ritual no previsto. Tomó asiento de nuevo y dejándose mecer por las notas compuso poemas sin descanso, sin reposo, sin paz. Ninguno tenía el sabor que la imagen afirmaba y siendo incapaz de rasgar las hojas, fue acumulando uno tras otro en un tiovivo sin fin de aplausos y reproches de sí para sí. La búsqueda de la perfección en el homenaje le llevó por el camino de la desesperación en la que aún vive. Todas las tardes, como de costumbre desde hace años, vuelve a ocupar su puesto en el rincón de la mesa de mármol pulido; vuelve a escuchar el griterío delos niños de aquellos que fueron niños; vuelve a posar su mirada cansada en el torso albo que piana sus sueños; vuelve a versar los compases de la melodía soñada que desde hace años robó para sí. Si lo veis escribiendo, callad, dejad que termine su ilusión diaria por más que veáis que el café hace tiempo que dejó de humear.
Jesús( defrijan)

lunes, 11 de mayo de 2015


Plácido

Tal título cinematográfico del genial Berlanga aventuraba cómo una cena de Nochebuena  en casas ricas servía como purgatorio de conciencias al invitar a la mesa a los más humildes de los ciudadanos próximos. Así  se configuraban escenas que flotaban entre el histrionismo y la compasión ante una realidad  palpable y creo que jamás sospechó el  bueno de don Luis que su film acabase siendo premonitorio años después. Esta vez  la mesa navideña se extenderá por los países europeos y el consiguiente sorteo de parias se realizará antes, durante o después de la salida, ruta o llegada de la patera en cuestión a las costas de Europa. Parece ser que se están planteando si merece la pena seguir haciendo oídos sordos y poniendo ojos ciegos a semejantes flujos migratorios de desesperanzados que ansían un futuro mejor. Y las opciones  bailan entre la destrucción de las flotas a modo de armadas vencibles en sus lugares de partida o la distribución de los míseros argonautas que consigan llegar entre los países de la Unión. Aquí es donde el baile de inconvenientes y pegas pide paso. Unos que dicen estar sobresaturados, otros que sus recursos son escasos y todos intentando acoplar en el de enfrente a los huidizos. Estos mismo que encumbraron a mandamases corruptos son los que ahora abogan por una solución que ni ellos creen posible. Mientras tanto, ese sorteo de reemplazos de reclutas sigue su curso sin un plan de licenciatura trazado que conduzca a la justicia social. De tanto segmentar paralelos para no mezclar posibilidades han conseguido que el miedo al naufragio y ahogamiento sea inferior al miedo al exterminio por parte de alguna fuerza autoritaria en su país de origen. De modo que imagino que dentro de nada  un sorteo previo hará las adjudicaciones y con ello conseguirá que la frontera de la desigualdad suba unos kilómetros hacia el norte sin llegar a desaparecer del todo. Hasta que llegue un día en el que ya no haya más frontera que mover y nos demos cuenta de algo tan simple como que la caridad nunca es el remedio. Mientras tanto la placidez del ciego nos seguirá acompañando y la inacción tomará aposento desde la visión catódica de las desgracias ajenas. Igual acabamos pensando que lo tienen merecido por designio de la diosa Fortuna y con ello nos conformamos y consolamos.   Sólo queda por presenciar las disputas que se mantendrán en las mesas a la hora de decidir qué plácido es el que mejor juego hace con los trajes a rayas, los vestidos de firma o el color de nuestros billetes.    

domingo, 10 de mayo de 2015


¡Virgen santa!

Indiscutiblemente sólo la fe es capaz de explicar semejantes escenas y ritos. Una fe que provoca que llegada la fecha se encaminen los devotos a kilómetros de distancia a rendir culto a la virgen en pos de una petición o de un agradecimiento. Sólo quien camine por las veredas del agnosticismo será incapaz de comprender semejante puesta en escena. No entenderá cómo años atrás nuestras abuelas eran capaces de caminar descalzas semejantes distancias para agradecer a la divinidad la cura del cerdo dispensador de sustentos a lo largo del año, o la mejora de la enfermedad de ese ser querido al que no conseguían sanar los médicos, o el acuerdo planteado entre las oraciones para ver realizado un sueño. Da igual si el santuario está situado en la consabida cueva sobre la que un pastor tuvo la fortuna de ser visitado o si la basílica se ha convertido en el centro de amparo para quienes solícitos acuden a ella. La puesta en escena delatará una inquebrantable necesidad de ser escuchados y como emisarios más o menos voluntarios unas angelicales criaturas surcarán el cielo para intentar tocar el manto. Y todo en pos de la ayuda celestial que nos señale como los elegidos entre los inmunes. Quizás perdemos de vista la racionalidad que nos indica la dual existencia entre salud y enfermedad, suerte y desdicha, acierto y error, pretendiendo que desde arriba sólo permitan el paso a una de las caras de la moneda. Admirable y compartida esa sensación de agradecimiento por parte de quien no suele ser modelo de practicante que digamos. Sea como fuere,  el calendario ya se encarga de establecer unas estaciones en las que subirse al tren del santoral y el “por si acaso” pica el billete de ida y vuelta. Y mientras tanto, a metros de distancia y a años luz de los comunes, aquellos que tienen la potestad de hacer reales tales peticiones posando para el retoque fotográfico de los carteles propagandísticos, aclarando la voz para repetir estribillos con música de fondo y sabiendo que en el circo previsto y promovido, la fe mueve montañas y ellos ya visitaron la cueva previamente para dar testimonio  del milagro de su propia perpetuidad. De modo que hoy no se me ocurre entonar otra salve que no sea la de sálvese quien pueda de semejantes predicadores y concluir con esa exclamación tan arraigada entre los míos que abrió este soliloquio.    

viernes, 8 de mayo de 2015


El mundo de la raqueta

O quizás debería hacer extensivo el título a todo artilugio más o menos acomodado a la muñeca que espera a la consabida pelota. Ese misterioso deporte cuya finalidad consiste en golpear a una esfera peluda para hacerla brincar más allá de la frontera que la red determina. Ese divertimento que ha sufrido múltiples variaciones a lo largo de los años del practicante en proporción inversa a sus cualidades físicas o años cumplidos ha acabado en la susodicha modalidad llamada pádel.  Aunque sospecho que a nadie le suena a novedoso, remarcaré la idea principal del mismo. Consiste en jugar a tenis con pelotas de tenis en una cancha de minitenis acristalada, enrejada, descubierta al cielo y con pista de moqueta convenientemente salada. Si el afortunado diseñador es poco amante del mismo no caerá en la cuenta del movimiento de rotación térreo que originará la aparición inmisericorde del sol directo a los ojos a modo de dardo envenenado inevitable. Allí, las pupilas sometidas a la mayor de las torturas, bastante tendrán con acertar a ciegas con la trayectoria de la bola que les llegue del otro lado. Con un poco de suerte el cambio de campo propiciará que los contrarios se sientan cegados en su correspondiente turno y así sufrir el hándicap que minutos antes tomaban como excusa. Mientras tanto, el tanteo llevará la exactitud  tan inexacta como el escamoteo  de puntos decida contar el encargado de entre los cuatro. Habrá que tener especial cuidado en no resbalar con la lluvia de pelotas que se habrán diseminado a lo largo del verde a la espera de los riñones que decidan torturarse al acceder hasta ellas. Con algo de suerte, aquella bola que traspasó redes y alturas y calló lejos, será devuelta por el gentil viandante que no decida salir huyendo con ella. La rodillas pedirán árnica para soportar semejantes trotes y las muñecas que otrora se acostumbraron a la cuerdas sentirán que el suplicio del golpe seco quiere separarlas de los antebrazos.  No añadiré, para no desanimar a futuros, el bochorno consiguiente que padecerán aquellos componentes de la pareja perdedora. De nada servirán las reconfortantes caricias lupulares posteriores al encuentro, nada les provocará consuelo y las horas pendientes de la revancha semblarán años bisiestos. De cualquier modo, el amargo sabor de la victoria aparecerá en la mitad de la noche cuando seas incapaz de darle la vuelta a tu lacerado cuerpo en el colchón que ya no sabe cómo ponerse para evitar tus quejas. Así que, amigos míos, pensáoslo bien. Y caso de ser osados os recomiendo un compañero que corra por los dos, unos rivales que sepan que van a perder antes de empezar, una pista que tenga sombra permanente, varias docenas de pelotas para no andar en su búsqueda y un contador de tantos justo para dejar a las claras que nadie ganó. Ya lo celebraréis escanciando las cebadas como solo los amigos saben hacerlo.

 

Jesús(http://defrijan.bubok.es) 

miércoles, 6 de mayo de 2015

de " A CIEGAS"

 

     Honey eyes

Cuenta la leyenda que cuando dios decidió completar su obra expandió la gama de colores y se los fue adjudicando a cada creatura. Y que cuando la primera lista resultó cubierta, las variaciones cromáticas buscaron hacerse un hueco para reivindicar su bella existencia. Los acuerdos florecieron entre seres y brillos hasta que la miel reclamó la exclusividad del dorado. Rápidamente el sol solicitó su parte y la disputa comenzó a encarnizar voluntades y deseos. Prolongáronse días y noches y ninguna de las partes cedía. Así que el juez supremo salomonizó por sentencia el otorgarles a ambos, astro y miel, la posibilidad de distinguirse del resto luciendo tal color. Lo que no sospecharon fue que se guardó como prioritaria decisión la esencia primera para depositarla en sus ojos. Y así entre el pudor y el orgullo fluctúa sabiéndose dueña de semejante mirada. El pudor la lleva a colgar la medalla a la reverberación de la tarde en las pupilas que se prestan notarias del crepúsculo. El orgullo lo esconde para evitar la proliferación de semillas de envidia que le resultarían incómodas. Se ha acostumbrado a caminar sobre la arena en los rincones inmaculados que vírgenes se muestran de pisadas, y en ellos encuentra el solaz, la inspiración y las respuestas no buscadas. Esconde para sí lo que a todas luces debería mostrar. La pluma vive en la orfandad de sus silencios temerosos de abrirse a las incomprensiones. Se sabe,  por ser, punto de apoyo y consuelo de quien se ve necesitado y la aflicción se apodera de su sangre cuando se nota errada en el auxilio. Calla y en su silencio dice más de lo que se puede descubrir en otros voceríos. Los mil papeles de la representación onírica la bambolean entre los argumentos que se muestran serviles a ser elegidos por la miel de su mirada para ser escenificados  en el anfiteatro de la realidad que rechaza si  sabe a ingrata. Le mutan de color conforme las estaciones del ánimo deciden y siempre se enmarcan en la sonrisa de la discreción que viaja con ella. Mar y azahares barnizan sus escalas en la escalera racional y en ellos el edén se le muestra.   La veréis llegar sin hacer ruido, carente de fanfarrias anunciadoras, sin tonos agudos que la anuncien. Concha hermética que guarda su perla para que sólo la diseñe el nácar que le sea fiable desde el alma mostrada. Ella ya le dará la forma de modo paciente ocultando su valor para no despertar recelos. No se perdonaría dañar desde la no intención y por eso rechaza la apertura de brechas sangrantes. Cualquier estación la exprime como jugo de la fruta existencial que el árbol del bien ofrece fingiendo  equidad ante todas ellas para no discriminar a ninguna del cuarteto. Despierta  el día y aquellos que anochecieron dorados, vestidos de verdes se desperezan. Todo sin prisa como melodía del fauno del jardín del edén. Mientras, ignorante de sus dones,  no sospecha, ni alardea,  de lo que descuidadamente no ha rubricado, por no expandir  ecos de soberbia al hecho de desconocerse  boceto  partícipe de la primavera  botticelliana que renace  en el dorado. Calla la leyenda que los panales se orientan al sol y comparten con él la pena de saberse malas copias de semejante mirada que en el crepúsculo  despierta acunando  a la noche. 
 
 
Jesús(defrijan)

martes, 5 de mayo de 2015

de " CARA A CARA"


 

6.       Aquelarre entre salitres

Aquel día en el que el verano empezaba a despedirse decidí apurar las últimas olas de la temporada y me dirigí, como de costumbre, al rincón preferido de las arenas hospitalarias. La marea, precursora del cambio de estación, se había hecho presente durante la noche y entre surcos de guijarros los restos del oleaje jalonaban las  huellas de tiempos aún no remotos. Apenas cinco parejas paseando, algún perro dueño y señor del espacio abandonado, y dos sillas de playa como parapeto ante la despedida de los calores furtivos.

En esa situación estaba, cuando de repente, al girar la vista, mi curiosidad tuvo un punto de ignición al contemplar aquello que, como mínimo, resultaba chocante. Un señor de unos treinta y tantos arropado con una bata de galeno (o eso me pareció a mí) deambulaba inquieto bajo la marquesina del puesto de socorro ya cerrado. Y lo hacía acompañado  de un no muy numeroso grupo de lo que supuse eran amigos. En esos momentos de silencio es cuando la mente comienza a idear el posible guión de la escena que se le presenta. ¡Ya está!, deduje, este señor, tras no ímprobos esfuerzos, había logrado aprobar el examen de selectivo en la convocatoria de repesca de Septiembre.  Sin duda sus deseos de licenciarse como médico empiezan hacerse realidad y ha decidido venir a celebrarlo con sus allegados para hacerlos partícipes de su dicha. Una sonrisa de complicidad, un saludo de mi rostro y un parabién de mi gesto se unieron desde lejos a la felicidad que se respiraba.

Más el decorado empezó a tornarse confuso cuando el número de amigos como el de futuros médicos iba “in crescendo” en progresión geométrica ante mis aturdidos ojos. Se sumaron de todas las edades y estilos: ancianos impolutos, ancianas enjoyadas, jovenzuelos barbilampiños y los padres e hijos de ambos grupos.  Toda una amalgama colorida de fiesta y recubierta de blanco convirtió a aquella tarima arenada en la más irreal aula magna que nunca se viera en los sueños de este testigo. Cirujanos, traumatólogos, endocrinos, cardiólogos y demás especialistas entonando para mis adentros el Gaudeamus Igitur . Todas las batas blancas del mundo estaban allí.

No salía de mi asombro hasta que como colofón a la puesta en escena aparecieron varios guitarristas  flamencos, media docena de palmeros y algún que otro espécimen  recién salido de un álbum de fotos más propio de cualquier comunión multitudinaria que de una orla académica futura.

Y no, no era precisamente una comunión. Era un bautizo. Todo aquel atrezzo respondía al acto bautismal de un grupo que abrazaba una religión que no acabo de recordar cuál era. Tras formar un inmenso círculo, escuchar las plegarias de quien sin duda era el prior, y seguir el ritmo de la música rumbosalsera emprendieron la inmersión en las aguas que ya empezaban a perder el calor veraniego. Aguas que recobraron asombradas sus oleadas de vigor. Batas, zapatos, chaquetas, pantalones, todo el vestuario acompañaba a los bautizados en su ferviente inmersión mientras mis ojos no parpadeaban ni mi cerebro era capaz de resolver la ecuación de semejante aquelarre.  Gozosos, y milagrosamente no ahogados, recibidos en la fe, se refugiaron tras unas sábanas que oficiaron de vestuario y sin esperar agradecimiento de Neptuno, igual que llegaron, se fueron yendo. Omitiré los comentarios que escuché de boca de los paseantes que como yo se asombraron. No mencionaré la reticencia del perro anterior a volver a acercarse al agua. Y sobre todo, nunca daré por terminada una temporada estival hasta que el frío de las brisas clausure el templo y el baptisterio de yodo que tan generoso se mostró con aquellos a los que creí futuros  sucesores de Hipócrates.

Jesús( defrijan)

domingo, 3 de mayo de 2015

de "LA GUILLOTINA"


 

A  RAYA

 

TÚ,  NINFA DE LOS RIZOS, ME  ACONSEJAS

QUE SIEGUE SIN TARDAR MI BARBA INSANA

URDIENDO DE ADJETIVOS LA PEANA

QUE BUSCA PROCESARME ENTRE MIL REJAS

 

ACEPTA MI OPINIÓN, QUE NO SON QUEJAS,

NACIDAS DEL DESDÉN, SINO TISANA

QUE BUSCA SERENAR A QUIEN LA CANA

OCULTA TRAS EL TINTE EN PELO Y CEJAS

 

¡HAGAMOS COMO FÍGARO UN DUETO

QUE TINTE, QUE RASURE, Y A LA PAR

PASEMOS REVISIÓN FRENTE AL ESPEJO!

 

QUE YO BARBILAMPIÑO PERO VIEJO

SERÉ QUIEN AL TU RAYA SIMULAR

PONDRÉ TONO Y COLOR CON UN SONETO
 
 
 
Jesús(defrijan)
Feliz día a todas las madres  (de "A CIEGAS""


 

          Bienvenida

Fueron años de amores furtivos los que embarcaron pasiones. Inconveniencias nacidas de distintas castas haciendo inviable la viabilidad de las mismas  y en ella culpabilizar conciencias. No se sabe si fue el pulso de la costumbre o la cobardía de enfrentarse a los hechos los que la llevaron a legar en manos ajenas al retoño nacido. Supo que era niña y quiso soñarla con su mismo perfil desde el momento en que el emisario obediente la sacó de casa. No pidió destino para quien  estaba destinada a ser su prueba irrefutable y en ello sobrevivió todos los años que empezaban a ser más cortos. Nadie le contó que fue depositada bajo el olivo que aproximaba  las vías a la estación que dos semejantes  tomaron como hogar. Allí los juegos de niños eran sonidos extraños por mor de la esterilidad que oficiaba de censora ante los mismos. Lavandería de honores acabó por convertirse esa casa a la que llegó el llanto del bebé proveniente del capazo que le moiseaba en la noche de Abril. La primavera, en él, cobraba una dimensión  hasta hora común en otros nidos y foránea en este suyo. La recogieron, cuidaron y respetaron como un don no pedido  pero sí soñado. Los trámites que dieron legalidad a la adopción no supusieron escaleras de mármoles fríos con los que desalentar pisadas. Todos los requisitos que la moral pedía fueron sobradamente cumplidos y aquella que nació del repudio encontraba el hogar que otros muros le negaron.Así los años transcurrieron  y la paradoja convirtió en erial lo que años atrás fue nido. No procreó y, llegado el momento,  vino a ella el miedo senil de la soledad. El camino jamás recorrido se ofreció como senda de perdón y auxilio de las canas. Vistió sus galas e hizo acto de presencia. Ya no eran vías las que acotaban el hogar, pero sí dos ancianos los que cuidaban del jardín en el que tres niños correteaban. Llamó y con la curiosidad que acarrea la duda se presentó. Fue relatando las circunstancias pasadas a la vez que suplicaba un hueco en el presente que a pasos agigantados se hacía futuro. Y entonces apareció ella. Escuchó absorta mientras la firmeza de la voz soberbia pedía comprensión y auxilio para su conciencia. Movida por la compasión, la miró a los ojos. No pudo soportar aquella mirada y cuando le preguntó por su nombre, esta le respondió  “Bienvenida; así lo quisieron mis padres”.  La soledad de la tarde acompañó a su sombra  mientras a lo lejos, tan lejos como suele llegar el dolor, se oyó el silbato del último tren que reemprendía su viaje.
 
Jesús(defrijan)