miércoles, 6 de febrero de 2019


1. Jaime, Segundo y Antonio
 
La verdad es que el orden en el que pudiera nombrarlos daría lo mismo, carecería de importancia. Porque ellos tres son tan independientes como complementarios apoyos del trípode sobre el que se aposenta su sentir. Vértices de un triángulo que la cuesta traza a toque de campana y kikirikí matutino. Han extendido sobre la letanía del tiempo un modo de hacer que supera las querencias forzadas que entre ellos no existen. Viven el tiempo como si del tiempo destilasen las energías a modo de ejemplo para quienes les pudieran imitar. Saben de los rincones sobre los que el sabor se reposa y consiguen extraer de las trébedes el valor adecuado y el tiempo preciso. Unen manteles y escarchan rocíos a la menor ocasión que se les ofrece y lucen sus papeles sin trampa ni cartón. Poco a poco han ido fortaleciendo las raíces que a lo largo de las aguas se han vestido de venas ciertas. Traerán para sí los trianeros sentimientos, el seny del noreste y la luz de los marjales para hacer con todo ello el puzle adecuado que será enmarcado irremediablemente. Saldrá a la luz el farol que quite penumbras a las frescas noches de agosto y de los escalones conformarán los peldaños de un senado electo por unanimidad. Girarán la curva procurando pulir la proa con el vaivén de sus risas allá que el mediodía decida hacerse presente. Por algún cajón siguen adormecidos los versos que la llana puliese, los pregones que la ordenanza exigiera, el alcohol que las jeringuillas buscaran. Y todo les dará crédito de pertenencia como eslabón intermedio de tiempos. No hace tanto que las sillas de anea ocuparon los huecos que ahora les corresponden y dentro de nada verán como los papeles que el destino les ha asignado cobran vida. Mientras ese momento llega, mejor hacerse a un lado y disfrutar de su compañía. A nada que te descuides y bajes la guardia verás cómo la tertulia se anima, la ironía aparece y la risa se hace patente. Unas parrillas de San Lorenzo empezarán a calentarse, unas albardas buscarán lomos a los que calzarse  y una pastera medirá de modo preciso la proporción que fragüe convenientemente. Seguramente hace tiempo se embarcaron en un crucero sin escalas desde el que siguen disfrutando de todas las travesías que la vida les ha ido deparando y en ello siguen. Distinguir quien es el capitán, el sobrecargo o el grumete, creedme, carece de importancia.  

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