jueves, 16 de abril de 2015


 

     Fiesta del Beato Gálvez

Se conmemoraba el 4 de Diciembre y ese día la rutina dejaba paso a la vorágine cuasi navideña. Como por arte de magia aparecían por el colegio todo tipo de instrumentos con los que despertar al personal a modo y manera castrense. Sin duda los más solicitados eran los tambores que daban un toque marcial a quien se aferraba a los mazos o baquetas para hacerlos sonar. Poco importaba si el falsete de la corneta desafinaba mientras el estruendo del parche golpeado cubriese todas las estancias. Los menos hábiles cargaban con los metales a modo de legionarios sin cabra a la que pasear por el susodicho desfile desordenado. La sucesión de acontecimientos a lo largo de la jornada comprendían la misa de rigor, las competiciones deportivas y todo tipo de  actividades encaminadas a dar lustre a tan magnánimo día. Aún está presente aquel lanzamiento de falta desde una esquina del área que Botella, aquel zurdo simpático de Algemesí, clavó por toda la escuadra ante la atónita mirada del desconsolado portero. O aquel lanzamiento de gancho en el partido de baloncesto que Borja introdujo desde una distancia que ni Kareem Abdul-Jabbar superaría en su larga trayectoria profesional. Es curioso, pero no recuerdo ninguna instantánea en la que el mencionado beato apareciese y tampoco nos fue conocida la escala que ocupaba en pos de la santidad, que sin duda, merecía. Lo cierto era que  durante toda la jornada se hacía de notar por todo el pueblo el bullicio en esos días prevacacionales. Y la tarde se nos pasaría en un plis plas entre paseos por la Alameda a la que el río Magro limitaba en uno de sus flancos. Quizás si el balance económico no era deficitario alguno que otra partida al ping-pong en los recreativos se ponía a nuestro servicio y alguna fortuna más se  aliaba con nosotros en la ruleta del chambilero cargado de chicles o pipas que poblaba las aceras próximas. La tarde caía y aquellos que se responsabilizaron de las percusiones clamaban por la pronta llegada del momento en el que descargar tan pesados timbales. Un año más, el Beato Gálvez había sido homenajeado y el paréntesis en le transcurrir monocorde del trimestre se agradecía. Las notas trimestrales estaban a punto de macerarse y con ellas las excusas en quienes sospechaban malos resultados. No era plan de anticiparse y alguna plegaria escapó buscando auxilio.  
 
Jesús(defrijan)  

No hay comentarios:

Publicar un comentario