miércoles, 22 de junio de 2016


1.       Reflexionar

Como si fuera necesario hacerlo, dentro de unos días, habrá que reflexionar de nuevo. Cada uno de nosotros retomaremos las imágenes recientes y empezaremos a valorar los pros y contras para entender este maremágnum agotador, al que nos hemos visto abocados. Poco importarán los últimos esfuerzos si los previos no han sido capaces de decantar nuestro derecho a creer y apoyar o a dudar y rechazar. La cuestión decisiva estará en dar paso a un acto de fe y que la fe se encargue de mover montañas por más inamovibles que parezcan. Estoy pensando en seguir los dictados de Isabel y rellenar de puño y letra el reverso electoral con un poema improvisado para ver si entra en el recuento global de los votos. Yo creo que sí debería constar en esa lista absolutamente abierta que nacería de modo espontáneo. Entre decantarse por viejas glorias conocidas, nuevos alevines por conocer y medianías en tierra de nadie, pues oye, un soneto quedaría de lo más sugerente. Eso sí, reclamo mi derecho a que conste en las listas por muy anárquico que resulte, por muy fuera de lugar que crean que está. Puede que los que están fuera de lugar sean aquellos anclados en disputas diputadas bajo las ecuaciones matemáticas que no tienen solución viable. Tras meses y meses agazapados en sus trincheras, volverán a asomarse como conejos silvestres a la espera de eludir al cazador que los quiera quitar de en medio en este coto llamado Parlamento. Y si ven aparecer al hurón abanderado que les haga abandonar sus madrigueras de comodidad, igual se inquietan y no saben qué hacer con su vida futura. Han asentado los cabos de su bote en el muelle de la comodidad y no se arriesgan a salir a mar abierto por miedo a las olas. Mientras tanto, nosotros dedicando más tiempo al entender el porqué  pasamos de la euforia de campeones sin serlo aún, a la inminente depresión de vernos derrotados por un equipo que corría más que los nuestros. O cómo entender  habiendo peloteros de clase contrastada, el penalti  fuese lanzado por un central con dotes a años luz de aquellos. ¡Mira que si era una metáfora de lo que puede pasar el domingo!; ¡mira que si los encargados de llevar sobre sus espaldas el peso de la responsabilidad la delegan en otros! Quedan pocos días para salir de dudas, así que con vuestro permiso, voy a improvisar el soneto que llevará como dorsal la papeleta elegida; espero que ningún miembro de la mesa electoral lo rechace por defecto de forma; nadie ha sido capaz de rechazar las formas que han manifestado durante estos meses y ahí continúan mendigando nuestro apoyo.  Por cierto, ahora habrá que demostrar si merecemos ser campeones o no, y no me refiero al fútbol.



Jesús(defrijan)

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