Mientras
haya bares
Supongo
que la admiración por Juan Tallón nace desde aquella mañana en que me desperté
y la ironía gallega ejerció de ujier. No podía salir de mi asombro al escuchar
cómo en breves minutos se relataba una historia con todos los pasos necesarios
y dejaba una moraleja a gusto del oyente. De modo que empecé a habituarme a esa
hora y llegó el momento en el cual recibí la noticia de la salida a la venta de
“Mientras haya bares”. Ni me lo pensé. Me daba lo mismo si se trataba de una
novela, de un rosario de soliloquios sin letanías marianas , o de una traca
implosiva de reflexiones. Me daba lo mismo y una vez acabado, me sigue dando lo
mismo. Sencillamente, un genio llamado Juan y apellidado Tallón, ha logrado
sacudir la modorra que como lector habitual se estaba depositando en mis
córneas. Cientos de guiones para degustar, a ser posible en un rincón de una
taberna, parapetado solidariamente tras varios vidrios, y dejarte llevar a un
viaje del que no conoces el destino, pero sí el rumbo. Estarás acompañado por
la tripulación de citas literario-cinematográficas que hablarán a las claras del poso cultural
de este señor que te lleva en volandas con sus historias cotidianas. Y lo más
curioso de todo es que sigues sin definir como reales o imaginadas las que se
te presentan cada dos páginas. Mejor así. Nada hay más triste que tener que
explicar si un poema va dirigido a alguien en concreto o si un relato está
basado en fidedignos protagonistas. Es acabar de leer y querer seguir leyendo.
Es como si acabases de pasar por el bar de la facultad y recobrases la imagen
de aquellas clases peladas en pos de un placer inmediato al librarte de quién
no acababa de conectarte, y por lo tanto, evitabas. Es, y esto sí que duele,
ser incapaz de reconocer la envidia que te provoca no ser, ni de lejos, su copia. Sea por el motivo que sea, no os lo
perdáis. El panorama literario precisaba de una sacudida y creo que la acabo de
encontrar, y así se os aconseja. Ahora que tan de moda están los blogs como si
necesitásemos confesionarios reflexivos, más de uno se estará pensando si
cerrar el suyo cuando lea todo lo que se destila de las letras de Juan.
Mientras haya bares, nada será dado por perdido, os lo aseguro. Tanto escribir
me ha provocado una sed incontenible; así que voy a releerlo una vez más y las
que sean necesarias.
Jesús(defrijan)
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