martes, 12 de junio de 2018


Nhora


Nhora Milena Chujfi González, Nhora, así de sencillo y así de rotundo es su nombre. Y tras ese nombre se esconde la más clara definición del camino hacia delante que nadie pudiese sospechar. Una mujer capaz de traspasar los meridianos en busca de una ilusión apellidada  futuro. Una mujer a la que nada se le pone por montera y que llegado el caso será capaz de torear a las más bravas adversidades que le salgan al paso. Llegó para quedarse y de ello puede dar fe cada uno de los acontecimientos que la han acompañado a lo largo de estos años. Supo distinguir la fortaleza que poco a poco se amasaba en la pastera y de ella adquirió el hábito de la constancia. Suena desde su silencio la cumbia que la regresa y su mimetismo la lleva a convertirse en la embajadora que abre puertas más allá de los peldaños que la protegen de la acera. A su espalda, como si de una metáfora se tratase, los siglos de historia amurallada la custodian y orientan cada vez que el desánimo intenta abrirse un hueco. Nada niega si la petición viene de frente y se muestra sincera. Admite el consejo porque sabe del poder de escuchar para anotar todo aquello que pudiera habérsele escapado. Mueve los vidrios como si de sus brazos naciera la noria festivalera mientras el carbón se ofrece como pira incandescente. Tiende el palio verde intentando vencer al sol en su pugna por fundir las hebras cuando la canícula marca la hora con cuartos de campanadas recién llegadas. Llegada la fecha, une al día con la noche, y a la noche con la madrugada al tiempo que se adjudica un postrero periodo de calma. Hormiga reina del hormiguero que traza la senda de quienes buscamos la horizontal en el paseo. En ella, tras ella, con ella, el oasis siempre presto será incapaz de negar al sediento el árnica precisa. Muestra sus dotes de aglutinadora de sangres cada vez que la sangre se aproxima para aportarle el ánimo que pocas veces decae. Camaleónica en su quehacer diario convertirá al reducto en el estadio vociferante y al estadio en un nuevo poyato de meditación y frontera. No será necesario que busquéis si el calendario marca festivo o laborable. Simplemente, prestad oídos, y si percibís que una persiana se alza al tiempo que las bolsas del pan salen a pasear, sabréis que Nhora, la infatigable Nhora, acaba de arrancar una nueva hoja de un nuevo calendario, que hoy, curiosamente hoy, doce de Junio, se suma a su alegría.

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