lunes, 23 de mayo de 2016


    Los ex

El mismo prefijo anticipa una lejanía hacia el resto de la palabra que la sigue como devota  en procesión. Y en ella, en todo su esplendor es donde se manifiesta el rictus del recuerdo de lo que fue y ya no es. Puede tratarse de compañeros que formaron parte de ti durante un tiempo y que el propio tiempo se ha ido encargando de alejarlos. Puede tratarse de amigos a los que trataste de un modo similar al que ellos manifestaron hacia ti y cuyo recuerdo prevalece, pero lejano. Puede tratarse de alumnos a los que con mejor o peor fortuna ayudaste a caminar hacia la edad adulta que nunca se acaba de conseguir. Puede tratarse de amores que sublimaron existencias y a quienes el tiempo embadurnó de reposo en una cocción lenta encaminada el enfriamiento. Sea como sea, si al propio apéndice se nos ocurre añadirle el empeño de  no borrarlo, de insistir en tenerlo en el ahora,  solo acudirá a nosotros la certeza de un pasado que nunca podrá ni querrá convertirse en presente. En el mejor de los casos, cuando revisemos aquella carpeta de notas que reposa en algún cajón, quizás alguna foto nos traiga de nuevo a la sonrisa la anécdota compartida entre clase y clase con aquellos ex de pupitres.  Quizás en alguna reunión volvamos a mentirnos al decir que nos vemos igual y que el paso del tiempo no nos ha hecho mella. Probablemente intercambiemos teléfonos y direcciones de emails con la promesa de próximas reuniones que no se llevarán a efecto. Todo falso, todo caduco. De nada servirá mantener  un calendario pasado. Y todo lo anterior, con alguna salvedad, es aplicable a los amigos. Fueron y con algo de suerte seguirán siéndolo o quizás pasen a ser los nuevos miembros del baúl de las fotografías coloreadas en  sepia. Puede que si el ex lo lucen quienes fueron  tus alumnos, la prolongación en generaciones siguientes mantenga vivo el cordón umbilical con la complicidad que eso acarrea a la hora de educar de nuevo a los mismos apellidos. Aquí sí que se perdonarán errores cometidos y el ánimo buscará comparaciones entre progenitores y vástagos. Probablemente estos salgan beneficiados porque el frente que se abre ante ti es doble  y la trinchera excavada no se trazó  con más pico que el reconocimiento agradecido a tu labor. Sólo queda mencionar a los ex que vivieron latidos que sonaron discordes. Pero permitidme que deje estas líneas en blanco porque hablarán por sí solas. Cada quien valorará si quiere la intensidad de aquel pasado. Cada quien buscará en las cenizas el argumento de la película que no llegó a rodarse. Cada quien  entenderá que la vida pasa, que lo hace dictando sus normas, que de nada sirve aferrarse a quimeras y que cada camino que se recorre nunca ofrece un sentido de vuelta. Todo ex vive en un tiempo que tus espaldas aleja y los ojos, amigos míos, no necesitan de retrovisores para seguir hacia delante.



Jesús(defrijan)

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