Castellanos-manchegos
En la medida en que el puzle territorial se estableció tal y como lo
conocemos actualmente, aquellos que fuimos nacidos castellanos nuevos, pasamos
a ser castellanos manchegos. Atrás quedó el mapa en el que un cuadrante inferior
derecho incluía las islas guanches y a las últimas colonias africanas. Llegó el
momento de alejarse de Madrid, añadir a Albacete y configurar los límites
territoriales nacidos de unas ilusiones similares y un territorio manchado por
la gloria quijotesca. Y así, finalizando Mayo, el momento de celebrar lo que
somos, tomó turno. Como si de una bienvenida florida se tratase los últimos pétalos
vinieron a alfombrar el paso de tantas vidas por muy lejanas que estén en el
tiempo o en el espacio. Las circunstancias impusieron sus normas y a ellas nos
vimos sometidos en el momento en el que cerramos la maleta. Rubricamos un
regreso que sigue siendo estacional y la réplica de la llave sigue forjada para
dar testimonio de quiénes somos y de dónde venimos. Así celebramos y así nos
fusionamos como modelo de convivencia. Sabemos extender el sentir bicolor
albivioleta para que el sentido orientador no se nos olvide. Aceptamos las
críticas porque sabemos responder con tentativas de aciertos y somos capaces de
visualizar el día a día aún sin tenerlo próximo. Las aguas que nos sacian
provienen de una cuna que se esfuerza en mantener almidonados los estandartes
que nos califican. Agradecidos hacia
aquellos que siguen poniendo en valor lo que para otros merecería olvido,
abandono, rechazo. No, no habrá fuerza capaz de tremolinar lo que nació como
semilla y como tal crece orgullosa. Las espigas sortearán a las zarzas y mal que
les pese rumiarán la derrota. Siglos de historia que se actualizan cada año
cada vez que el quinto mes decide ceder el paso. Una vez más, el momento de
alzar la voz ha llegado. Hacerse oír es de ley y a ello estamos destinados. Que
nadie piense en saciar con migajas a quienes acostumbrados estamos a las orzas
que merecemos. Somos lo que somos y en aras a ello vigilantes seguimos. Tierra
de horizontes abiertos que los perfiles montañosos se encargaron de cincelar
para dar fe de un modo de sentir y de un modo de ser. Celebrémoslo, un años
más.
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