jueves, 31 de mayo de 2018


Castellanos-manchegos


En la medida en que el puzle territorial se estableció tal y como lo conocemos actualmente, aquellos que fuimos nacidos castellanos nuevos, pasamos a ser castellanos manchegos. Atrás quedó el mapa en el que un cuadrante inferior derecho incluía las islas guanches y a las últimas colonias africanas. Llegó el momento de alejarse de Madrid, añadir a Albacete y configurar los límites territoriales nacidos de unas ilusiones similares y un territorio manchado por la gloria quijotesca. Y así, finalizando Mayo, el momento de celebrar lo que somos, tomó turno. Como si de una bienvenida florida se tratase los últimos pétalos vinieron a alfombrar el paso de tantas vidas por muy lejanas que estén en el tiempo o en el espacio. Las circunstancias impusieron sus normas y a ellas nos vimos sometidos en el momento en el que cerramos la maleta. Rubricamos un regreso que sigue siendo estacional y la réplica de la llave sigue forjada para dar testimonio de quiénes somos y de dónde venimos. Así celebramos y así nos fusionamos como modelo de convivencia. Sabemos extender el sentir bicolor albivioleta para que el sentido orientador no se nos olvide. Aceptamos las críticas porque sabemos responder con tentativas de aciertos y somos capaces de visualizar el día a día aún sin tenerlo próximo. Las aguas que nos sacian provienen de una cuna que se esfuerza en mantener almidonados los estandartes que nos califican.  Agradecidos hacia aquellos que siguen poniendo en valor lo que para otros merecería olvido, abandono, rechazo. No, no habrá fuerza capaz de tremolinar lo que nació como semilla y como tal crece orgullosa. Las espigas sortearán a las zarzas y mal que les pese rumiarán la derrota. Siglos de historia que se actualizan cada año cada vez que el quinto mes decide ceder el paso. Una vez más, el momento de alzar la voz ha llegado. Hacerse oír es de ley y a ello estamos destinados. Que nadie piense en saciar con migajas a quienes acostumbrados estamos a las orzas que merecemos. Somos lo que somos y en aras a ello vigilantes seguimos. Tierra de horizontes abiertos que los perfiles montañosos se encargaron de cincelar para dar fe de un modo de sentir y de un modo de ser. Celebrémoslo, un años más.     

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