miércoles, 21 de junio de 2017


Los exámenes de Septiembre-Julio



A ver si soy capaz de explicarme a mí mismo lo que a todas luces parece sencillo y visto lo visto no lo es. El curso escolar se diseña con una duración de unos nueve meses y a lo largo de los mismos el seguimiento del alumno por parte del profesorado es exhaustivo. Con sus más y su menos, llega el temido mes de Junio y allí, para bien  o para mal aparecen los resultados. Periodo vacacional a la vista para unos y periodo de rectificación para otros. Parece lógico que aquellos que por distintas circunstancias no han superado los niveles planteados tengan la oportunidad de rectificación o subsanación a lo largo del verano y así, llegado Septiembre, demostrar que su esfuerzo y sacrificio ha valido la pena. Con ello evitarán las repeticiones que les abocan a quedar descolgados del grupo al que pertenecen y quizá en el curso siguiente demuestren que han aprendido la lección. Parece lógico, ¿no? Pues no, no lo es, no señor. De modo que  se implanta la modernidad de reducir los meses de recuperación veraniegos a unos escasos diez días en los que se debe demostrar que una ciencia infusa ha convertido a los insuficientes en sobrados. Milagrosamente, el calor, la ausencia de sus compañeros, las apetencias desconocidas hasta ahora, salen a la luz y la marmita obra en consecuencia evitando el tan temido fracaso escolar. Unos superpoderes hasta ahora ocultos han venido a osmotizarse sobre las pieles de quienes dejaron pasar el tiempo a la espera de dicho milagro. Así, todo recuperará el alienamiento  del rebaño en pos a un disimulo de la torpeza. Llega el tiempo del descanso para todos, incluidas aquellas obsoletas academias que se convertían en purgatorios caniculares. A disfrutar, que es de lo que se trata. Unos sabrán que no se merecen lo que acaban obteniendo y otros darán por buenas unas notas que les eviten el sonrojo de verse señalados. No pasa nada, y si pasa, se le saluda. Semanas de playa, montaña, viajes, pueblo, verbenas, trasnoches, no se van a estropear por una nimiedad como esta. Aquellos que en alguna ocasión sufrimos los reveses del suspenso y tuvimos que penar durante el verano no fuimos más que unos descolocados de la pura realidad. Una realidad como la actual en la que el fracaso ni se admite ni se tolera. De cualquier forma, hasta que alguien recupere el juicio, el tema seguirá. Ya habrá momentos para darse de bruces con la realidad de una sociedad cuando crezcan y entonces se les podrá culpar a aquellos que ya no estén.

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