viernes, 13 de abril de 2018


1. Carla González



No sería necesario añadir nada más para definirla completamente. No sería necesario pero resultaría demasiada cicatera la imagen que de ella se extrajese. Habría que añadir un barniz de sensibilidades expuestas sobre los frascos del óleo para ser llevadas al lienzo a la menor ocasión. Y aún así resultaría escaso el retrato que ella misma traza día a día. De sus lentes trasciende la perfecta declinación del verbo mirar para convertirlo en ver. Ver en el amplio sentido que la comprensión aparejará hacia todo aquel error que perciba a su alrededor para darle cobijo. Vivirá entre las neblinas de la sutileza para no hacerse de notar a viva voz. Como si quisiera eludir a las envidias, como si se incomodase al demostrar superioridad. Humilde desde la grandeza será capaz de llorar cuando nadie la vea para no crear culpabilidades en nadie por más que se lo merezca. Criticará desde el púlpito del razonamiento aquello que considera injusto y se convertirá en conciencia ante el desafuero que la intente doblegar. Respetará para ganarse el respeto y siempre llevará en su recámara la bala de la sapiencia con la que dar el tiro de gracia a la imbecilidad. Mirará de frente para demostrarte la firmeza y sonreirá de tal modo ante la ironía que te tendrá ganado para siempre. Pasional ante las emociones que manan de las letras será capaz de convertirse en la dama de la torre del homenaje que la corona deposita en un lugar nuevo llamado sensibilidad. Reinará sin el peso de la misma para que nadie le rinda pleitesía. No la acepta y toda aquella mirada que sobrepase la horizontal de la suya la incomodará. Sabrá rizarse los pensamientos para desentrañar la madeja que le permita transitar por el laberinto de las torpezas. No habrá posibilidad para el minotauro que la intente agredir. Las astas tropezarán contra los cimientos de su fortaleza y se sabrá derrotado. Su meta será inalcanzable para aquellos que viven el día a día desde la racionalidad. Podrá poner firma a las letras desde la firmeza de su rúbrica porque el razonamiento le dará tal potestad. Será tan incuestionable tu derrota que únicamente encontrarás alivio en reconocer que te has cruzado con alguien que te ha vencido, y lo que es más sangrante, convencido. Será la poetisa que abra los anaqueles de la clase para que el viento aligere el peso del ambiente cargado de formas y vacío de fondo. Analista profunda desde la sapiencia que le da el ser la lectora que va subrayando la vida para hacer un resumen sobre el que navegarán sus razones. De sus velas desplegadas ya se encarga el viento de las ilusiones que cada mañana la espera para zarpar en busca de la felicidad que tanto provoca y tanto se merece.

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