1. Carla González
No sería necesario añadir nada más para definirla completamente.
No sería necesario pero resultaría demasiada cicatera la imagen que de ella se
extrajese. Habría que añadir un barniz de sensibilidades expuestas sobre los
frascos del óleo para ser llevadas al lienzo a la menor ocasión. Y aún así
resultaría escaso el retrato que ella misma traza día a día. De sus lentes
trasciende la perfecta declinación del verbo mirar para convertirlo en ver. Ver
en el amplio sentido que la comprensión aparejará hacia todo aquel error que
perciba a su alrededor para darle cobijo. Vivirá entre las neblinas de la
sutileza para no hacerse de notar a viva voz. Como si quisiera eludir a las
envidias, como si se incomodase al demostrar superioridad. Humilde desde la
grandeza será capaz de llorar cuando nadie la vea para no crear culpabilidades
en nadie por más que se lo merezca. Criticará desde el púlpito del razonamiento
aquello que considera injusto y se convertirá en conciencia ante el desafuero
que la intente doblegar. Respetará para ganarse el respeto y siempre llevará en
su recámara la bala de la sapiencia con la que dar el tiro de gracia a la
imbecilidad. Mirará de frente para demostrarte la firmeza y sonreirá de tal
modo ante la ironía que te tendrá ganado para siempre. Pasional ante las
emociones que manan de las letras será capaz de convertirse en la dama de la
torre del homenaje que la corona deposita en un lugar nuevo llamado
sensibilidad. Reinará sin el peso de la misma para que nadie le rinda
pleitesía. No la acepta y toda aquella mirada que sobrepase la horizontal de la
suya la incomodará. Sabrá rizarse los pensamientos para desentrañar la madeja
que le permita transitar por el laberinto de las torpezas. No habrá posibilidad
para el minotauro que la intente agredir. Las astas tropezarán contra los
cimientos de su fortaleza y se sabrá derrotado. Su meta será inalcanzable para
aquellos que viven el día a día desde la racionalidad. Podrá poner firma a las
letras desde la firmeza de su rúbrica porque el razonamiento le dará tal
potestad. Será tan incuestionable tu derrota que únicamente encontrarás alivio
en reconocer que te has cruzado con alguien que te ha vencido, y lo que es más
sangrante, convencido. Será la poetisa que abra los anaqueles de la clase para
que el viento aligere el peso del ambiente cargado de formas y vacío de fondo.
Analista profunda desde la sapiencia que le da el ser la lectora que va
subrayando la vida para hacer un resumen sobre el que navegarán sus razones. De
sus velas desplegadas ya se encarga el viento de las ilusiones que cada mañana
la espera para zarpar en busca de la felicidad que tanto provoca y tanto se
merece.
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