- Elvira R.
Es cruzarme con ella y saber que en breve tendré
que prestar atención gustosa a sus acordes. Sonreirá, arqueará los brazos y de
ella surgirán los tonos del bolero que tantos y tantos recuerdos le traen.
Mirará de frente como si de la respuesta de tus pupilas esperase la aprobación
que no necesita. Y a nada que el aplauso concluya hará mención a los múltiples
acontecimientos de los que se sabe partícipe y protagonista en el cruce de
caminos que el foro diseña. La eterna vitalidad la acompaña y de su herencia se
destilan las consecuencias. Unas veces morisando fiebres del sábado noche en
los eternos veranos de juventud; otras poniendo en valor de cantautor retratos
cercanos mientras las aguas acompasan con su rumor los arpegios; otras desde
ceñidos presagios de gurús que tanto la califican como precursora de escenarios
por encima de votaciones. Cuidará de la Villa y Corte cada quince de Mayo
intentando que la Pradera se cuadricule en ladrillos donde firmar el chotis de
sus vivencias. Mantón custodiado por el clavel reventón de chulapa dispuesta a
ser la Revoltosa que siempre ha sido. No habrá Hilarión capaz de seguirla por
la senda de la simpatía si ella así lo decide. Y a nada que las estrellas te
guíen hacia el Mirador de la noche abrirá la frontera para facilitarte el paso
entre las sillas apoyadas sobre los zócalos somnolientos de las paredes. Vive
como si destilara los momentos y frente a la ofrenda sacará de sí el Ave María
que Schubert legó para voces como la suya. De su brazo colgará el bolso sobre
el que sacar a pasear la orfandad del antebrazo que le es ausente y al que
tanto añora. Su vestido de lunares se abraza a su talle para impedir que vuele
donde su imaginación la lleva. Vano esfuerzo. Seguirá pendiente del verso extenso
que verá la luz cuando se abra a las noches de Agosto. Nadie podrá ponerle
bridas ni freno a quien nació libre y libre permanece. Y si por un casual eres
capaz de resistir el sonrojo ante sus requiebros, lo mejor será intentar
hacerle los coros. Los estribillos serán tuyos a nada que te fijes, pero ten
claro que el resto, le pertenece. Ni se te ocurra pasar por alto el saludo
creyendo que no formas parte de ella. Hace tiempo que tuvo la generosidad de
hacerte un hueco y sus decisiones son perpetuas. Si por una casualidad la veis
enfadarse, no la creáis, es pura pose. Sería incapaz de guardar en el cofre de
su corazón algo que no mereciese la pena. Esta Eydie Gorme sacará a la pista de
cemento sus pasos para convertir a la plaza en la sala de baile improvisada a
las primeras notas. Callo. Hoy el paseo lo he anticipado y coincidiendo con el
sol del mediodía ha comenzado a cantar. No diré nada más. Prefiero seguir
pensando que se siente la protagonista de un nuevo recital que acaba de dar por
inaugurado y lo mejor será encontrar una buena localización para volver a
disfrutarla.
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