martes, 9 de abril de 2019




  1. Elvira R.



Es cruzarme con ella y saber que en breve tendré que prestar atención gustosa a sus acordes. Sonreirá, arqueará los brazos y de ella surgirán los tonos del bolero que tantos y tantos recuerdos le traen. Mirará de frente como si de la respuesta de tus pupilas esperase la aprobación que no necesita. Y a nada que el aplauso concluya hará mención a los múltiples acontecimientos de los que se sabe partícipe y protagonista en el cruce de caminos que el foro diseña. La eterna vitalidad la acompaña y de su herencia se destilan las consecuencias. Unas veces morisando fiebres del sábado noche en los eternos veranos de juventud; otras poniendo en valor de cantautor retratos cercanos mientras las aguas acompasan con su rumor los arpegios; otras desde ceñidos presagios de gurús que tanto la califican como precursora de escenarios por encima de votaciones. Cuidará de la Villa y Corte cada quince de Mayo intentando que la Pradera se cuadricule en ladrillos donde firmar el chotis de sus vivencias. Mantón custodiado por el clavel reventón de chulapa dispuesta a ser la Revoltosa que siempre ha sido. No habrá Hilarión capaz de seguirla por la senda de la simpatía si ella así lo decide. Y a nada que las estrellas te guíen hacia el Mirador de la noche abrirá la frontera para facilitarte el paso entre las sillas apoyadas sobre los zócalos somnolientos de las paredes. Vive como si destilara los momentos y frente a la ofrenda sacará de sí el Ave María que Schubert legó para voces como la suya. De su brazo colgará el bolso sobre el que sacar a pasear la orfandad del antebrazo que le es ausente y al que tanto añora. Su vestido de lunares se abraza a su talle para impedir que vuele donde su imaginación la lleva. Vano esfuerzo. Seguirá pendiente del verso extenso que verá la luz cuando se abra a las noches de Agosto. Nadie podrá ponerle bridas ni freno a quien nació libre y libre permanece. Y si por un casual eres capaz de resistir el sonrojo ante sus requiebros, lo mejor será intentar hacerle los coros. Los estribillos serán tuyos a nada que te fijes, pero ten claro que el resto, le pertenece. Ni se te ocurra pasar por alto el saludo creyendo que no formas parte de ella. Hace tiempo que tuvo la generosidad de hacerte un hueco y sus decisiones son perpetuas. Si por una casualidad la veis enfadarse, no la creáis, es pura pose. Sería incapaz de guardar en el cofre de su corazón algo que no mereciese la pena. Esta Eydie Gorme sacará a la pista de cemento sus pasos para convertir a la plaza en la sala de baile improvisada a las primeras notas. Callo. Hoy el paseo lo he anticipado y coincidiendo con el sol del mediodía ha comenzado a cantar. No diré nada más. Prefiero seguir pensando que se siente la protagonista de un nuevo recital que acaba de dar por inaugurado y lo mejor será encontrar una buena localización para volver a disfrutarla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario