viernes, 24 de enero de 2014


Vago entre oscuridades

Por más que los tonos luminosos quieran alfombrar tus ausencias, te pienso y en el mismo pensamiento se mezclan mortíferos desesperos con vacuas promesas que rehúyen de mis sombras. Vago en los corredores que diseñó tu silencio para no desnudar a las huellas que firman  por ti lo que de ti no llega. Vana espera del ilusorio vuelo peregrino por inciertos presagios mortificantes del esclavo en que se ha convertido quien te extraña. Nada consuela a quien se mueve entre las resacas de desamores que talaron entregas, por más que redima culpas que no le corresponden. Te ama quien no es capaz de sentir mitades por haber saciado sedes en el manantial de tu rostro en el que no consigue conciliar consuelos. Vive en tus ojos que esparcen cometas a los que se aferra para no perder tu estela y con ella el sentido de su propia existencia. Sabe que no pertenece a quien el tiempo le negó y así malvive entre pétalos que deshojan  tu recuerdo. Te sabe ausente en la cercanía y ahí carga con la dicha del momento mientras el duelo se eterniza de ingratitudes segadas de caricias. Perdió en la apuesta aun sabiendo que los naipes guardaban un comodín que no quiso para sí sobre el tapete negro del paño raído por las negaciones. Dudas de las dudas que quisieran verter certidumbres al lago de llantos cumplido mientras asciende  la lava convirtiéndose en islotes solitarios de escarpados filos. No tendré posibilidades desde la sensatez que viene a mí peregrinando limosnas. Ni las tuve en las sombras que trazaron fronteras sobre las que transité sin más documentos que mi entrega absoluta. Me llaman loco y burlan a éste que derrama versos por los espacios cohabitados. No han entendido que lo ininteligible es la esencia que mueve a los oscuros pensamientos que se iluminan de ti. Te culpo por haber sembrado semillas en el campo yerto que florecía de espinos. Te culpo de haber agitado a las ilusiones  dormidas y haberles diseñado un nicho como morada permanente. Te culpo de haberme abierto los poros para sacar de mí lo que en mí suponías. Y me culpo de culparte por haber sido la ilusa marioneta que se dejó mecer por las manos que enredaron mis hilos. Ya llegan aquellos que dicen cuidarme. Tomaré las prescripciones que me han asignado para vivir su realidad y conformarles su deber. Mitigarán  al doliente no cuerdo que creen tener en sus manos y la paz  recobrarán  al creer que me la legan. Ilusos. No han entendido que mi verdadera locura nace al saberme tu mitad no deseada. 

Jesús(defrijan)

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