jueves, 3 de septiembre de 2015


1.         Reinicio de curso

Las aulas ya están preparadas, las paredes huelen a recién pintadas, los pupitres esperan ansiosos y todo se viene abajo desde la instantánea televisiva. El cuerpo de la inocencia que debería estar  cuestionándose  el porqué de tanta prisa ante su preparación a futuro, calla entre las olas de la vergüenza que nadie quiere frenar. Se recoge el cuerpo inerte de quien apenas contaba con meses de vida en los que no le dio tiempo a preguntarse las trascendencias que plantean los verdugos fronterizos a la hora de espinar pasos a la desesperación. A modo de comerciantes de ganado se intentan repartir a las reses humanas para no jugar con desventaja ante sus propios que podrían considerarlos indignos guardianes del redil patrio. Y los demás, mirando hacia otro lado, pensando que no va con nosotros el problema, que no podemos hacer nada para crear un mundo más justo, que siempre ha pasado así y ahora les toca a ellos.  El conflicto del que huyen abrirá la espita a otro conflicto mucho más grave y sin vuelta atrás por la que poder rectificar. De nada servirá releer tratados y redactar absurdos acuerdos si no van acordes a la realidad de los apátridas que sueñan con derechos en una Europa que se los niega.  Poco importará que aleguemos razonamientos a quienes hace tiempo dejaron de creer en ellos. Quieren vivir y sobre todo, sobrevivir por ellos y por sus hijos en un mundo menos  hostil, lejos de fanatismos que les sometan a nuevas esclavitudes. Tienen derecho por más que el propio Derecho  quiera negarlo. Alguien debería asumir el reto antes de que las playas sigan llenándose de cadáveres  inocentes. Esos cadáveres, hace días que tendrían que haber estado pensando en qué tipo de colegio, qué clases, qué compañeros tendrían mientras empezaban a sentir el olor a pintura de las paredes que nunca les tendrán como alumnos. Cualquier otro reinicio de curso que intente ignorar esta evidencia, está condenado de entrada al suspenso por más recuperaciones que intente, por más intenciones de rectificaciones  baldías que lance, por más miradas interrogantes que no aportan soluciones.    

 

Jesús(defrijan)  

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