lunes, 15 de septiembre de 2014


  El primer día del resto de tus días

Hoy  los reclamos de las aulas solicitan tu presencia para añadirte a los que, como tú, buscáis seguridades futuras. Atrás han quedado los textos que tantos sacrificios exigieron desde las incomprensiones en sentido doble. Allí duermen los horarios de obligado cumplimiento y las huellas de los pupitres que tantas jornadas vigilaron a tus ilusiones. Has cruzado, y aún no eres consciente de ello, el Rubicón,  para conquistar la Roma de tu elección.  Te esperan  las mismas incógnitas que  cualquier mudanza conlleva y en ellas mismas encontrarás las soluciones. No te plantees más allá de los que tu ilusión trace porque la vida camina más deprisa de lo que nos gustaría. Goza del aprendizaje y comparte lo sabido  para que ese lado humanista que sé que te abriga no pierda el pulso ante el egoísmo.  Piensa que todo lo que llegue a ti ha de salir de ti en un futuro y que los destinatarios no merecerán otra actitud que la nacida del  corazón puro que te bombea. Rechaza el rencor ante quienes te defrauden porque sólo acumularás grises a la blancura de la existencia que mereces. Haz partícipe de tu alegría a quien se te aproxime porque es la llave maestra que abre toda puerta cancelada por el recelo. Huye de taimados planteamientos que busquen hacerte de dudar de tu valía como persona. Sólo así les demostrarás que tu precio no se mercadea, que se pesa con el fielato de la balanza de la justicia. Con todo ello, hija mía, habrás extendido la alfombra necesaria para que tu avance no lastime tu paso ni hiera tu huella. Eres y serás tan hermosa como tus actos testifiquen y jamás pasarás desapercibida porque todos te querrán cercana. Y sobre todo, Loreto,  en los momentos de duda, siente.  Sólo si anticipas el  sentimiento al pensamiento  el pulso de la encrucijada lo ganará el primero. Hoy empieza tu nuevo calendario en el que la bata blanca resguarda al tesoro más preciado que cualquier pirata hubiese deseado conseguir y que yo, gracias a la fortuna  de los vientos a favor, abordé como padre. Leva anclas y que la suerte guíe tus pasos mientras las salinas aguas del futuro se te abren complacidas. Yo cuidaré del faro desde el acantilado de la alegría por si alguna vez las turbulencias caprichosas de las mareas te plantean dudas ante la ruta a seguir.

 

 Jesús(http://defrijan.bubok.es)

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