Soria
“ De poetas y loco, todos tenemos
un poco” reza el dicho popular y así
debe de ser desde el momento en el que tu yo interior no cuadra con los del
resto. De ahí que mis sospechas de no cordura salgan a la luz en el momento en
el que reviso desde el interior las vivencias que en escasas horas me dejó
Soria. Llegar y sentirte como en casa, como en el sitio que siempre te estuvo
esperando, fue cosa hecha. Transitar por el Románico de sus aceras consiguió transportarme
a aquellos tiempos en los que la pulcritud de las piedras andaba pareja a los
temores inducidos para mejor sometimiento de las castas inferiores siempre
amenazadas con las iras divinas convenientemente manipuladas. Dar un salto de
Santo Domingo a San Juan de Rabanera y toparse con las Estatuas de los Ilustres
me hizo sentir insignificante oteador de pasadas glorias y perennes legados.
Metros más arriba, el Olmo de Machado, ejerciendo de testaferro, abría su
sombra a quienes nos asomamos al verso el maestro. Y ahí abriendo la senda del
sentimiento, a la falda del Catillo, el
Camposanto en el que Leonor reposa con el zurrón preparado para una futura
andadura común con el poeta. De frente, las siluetas de ambos forjadas sobre el
Mirón, vigilantes del Duero en su lento transcurrir hacia el horizonte abierto
de los océanos. La Concatedral con su claustro oficiando de frontera entre las
aguas y cuestas diseminando pasos penitentes bajo sus arcos. Y más arriba, las
aulas del poeta orgullosas de haberle pertenecido, con sus pupitres de madera
esperando resurrecciones en futuros aprendices. Segmentando las calles, La Casa de los Poetas, en la que el triunvirato de los mismos da fe de su paso y legado. Y la
propia anarquía del paso llevándome a la vereda del eremita San Saturio en la
que su ermita cumple las múltiples
misiones de inspiradora o devota. Atrás
quedaron el Monte de las Ánimas con el
Claustro de San Juan de Duero porticando su ascenso. Y todo, en todo, para
todos, licuando poesía. Sólo era cuestión de dejarse llevar. Y así fue, y así
seguirá siendo, mientras tenga la fortuna de seguir tildándome de loco cada vez
que declare vencedora en la comparación a Soria frente a las urbes que buscan
deslumbrar desde el gris de sus argumentos.
Jesús(
http://defrijan.bubok.es)
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