El patio
Era costumbre en aquellos años setenta que al runrún de las
canciones de moda se organizasen conciertos promocionales. Así solía llenarse
la plaza de toros de Valencia en la que sobre la arena se alzaba un escenario y
sobre él un compendio de grupos o solistas que daban a conocer sus éxitos del momento o ya obtenidos. De
modo que me acerqué al centro en cuestión y adquirí un long play de The Stories en el que se incluía su mítico
Brother Louie y con él se me adjuntó una
entrada para el festival inminente. A toque de reclamo, entre las figuras rimbombantes
estaban Tony Ronald y Paper Lace. Por
eso, aquella noche de primavera apuntaba a ser especial. Y vaya si lo fue. Nada
más encenderse los focos, el locutor de turno anunció a un nuevo grupo que
procedía de Sevilla. Un trío que se proponía la fusión de los aires andaluces
con el rock sinfónico. Un grupo que lideraba un tal Jesús de la Rosa y que
llevaba por nombre Triana. Imaginad el impacto que supuso a estos tímpanos escuchar algo novedoso más allá de
las canciones pop de moda o de aquellas que se postulaban como melodías
veraniegas próximas a ser números unos. “Creo recordar que por la noche, el
pájaro blanco echó a volar” y la piel se me puso erizada ante aquella maravilla
titulada “En el lago” que se incluía en el
álbum “El Patio”. Esa mezcla de compases
electrónicos con toques flamencos
resultó increíble y con el tiempo transcurrido sigue siéndolo. Abrieron un
camino que otros seguirían en el que la
genialidad viajó pareja con el infortunio personal de algunos de sus
componentes. Llegué a escucharla como fondo musical de Manuela, una magnífica
película y el desgarro del quejío de Jesús sigue presente. Poco importaron que
los restantes grupos o solistas hiciesen brincar a las gradas del coso a ritmo
de sus éxitos radiados. Allí acababa de producirse un hecho insólito que
mereció varias vueltas al ruedo y que acaba de cumplir cuarenta años. Si alguien
no ha disfrutado del frescor de dicho patio,
no debería retrasar su visita. El rumor del agua se empapará en los poros y
seguro estoy que será transportado a una época en la que la
genialidad no era parida desde el marketing sino desde los estribillos que
concluían con ” En nuestros corazones, en busca, de una estrella fugaz”
Jesús
No hay comentarios:
Publicar un comentario