Los ciclistas electorales
Somos esas raras avis que solemos provocar sarpullidos en
los conductores motorizados en cuanto ven invadidos los que consideran sus
espacios. Como en la mayoría de los casos
muchos compartimos dualidades, no es cuestión de inclinar la balanza hacia
uno de los platillos por más deseos que tengamos de ver ganadores a los
pedales. Pero dicho esto no deja de
sorprenderme el hecho de que quien no está acostumbrado a mover los piñones a
diario decida ajustarse el sillín, quitarse la chaqueta y lanzarse a la
aventura de recorrer un kilómetro reivindicando el uso que no hace
habitualmente del caballo metálico.¡ Con un par, sí señor! No pasa nada si
escasean los carriles bici o si los que existen son estrechos. No pasa nada si
los distintos ayuntamientos por próximos que estén deciden no compartir bicis
urbanas para mayor incomodidad del usuario. No pasa nada si al usuario privado
que decide utilizar la suya se le exigen todo tipo de accesorios en base a su
seguridad mientras a los que tienen la ocasión de alquilar las municipales se
les exime de los mismos. Aquí lo importante es salir en la instantánea de todos
los informativos con una falsa imagen de promotores del desplazamiento
deportivo y pasados quince días ni
acordarse de cómo se movía el manillar. Así que seguiremos esperando en la
lista de futuribles seres a ser víctimas del atropello doble. Uno si decidimos
circular por el asfalto y otro si decidimos creernos los tonos de esos timbres
que tan rancios suenan a promesas incumplidas. Seguro que más de uno ya está
barajando la posibilidad de traer a la actualidad aquellas chapitas de postguerra que a modo de
matrícula se adosaban como garrotes viles al cuadro de la bicicleta de nuestros
abuelos. Y que el circo continúe, que les da lo mismo. De todas formas, seamos
generosos. Ya que han demostrado tantas apetencias por el ecológico
desplazamiento, hagamos que prescindan de las cilindradas de alta gama para
acudir a las sesiones de trabajo y entonces harán creíble su mensaje. A la
espera quedamos y de paso voy a ver si
hincho las ruedas no vaya a ser que coincida con ellos en alguna salida y
compruebe que las suyas llevan más presión y siguen adelantándome por la
derecha sin avisar. Por cierto, no os olvidéis del culote; más que nada para
evitar el daño en semejante parte que
tan acostumbrada está a sufrir con los paseos
de las mentiras.
Jesús(http://defrijan.bubok.es)
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