Los polígonos
Son esos trazos geométricos que en las clases de matemáticas
atormentan o seducen a los alumnos según sus apetencias. Ese compendio de
ángulos, lados y diagonales se clasifican en base a su regularidad o no y así
se suelen encasillar para mejor estudio y aprendizaje. Quizás este aprendizaje
es el que ha propiciado darle tal nombre a las zonas industriales anejas a las
ciudades en las que las naves tridimensionan lo estudiado en cursos anteriores
y sobre sus rótulos nominan productos, orígenes y destinatarios. Las naves
recubiertas de uralitas almacenan productos llegados y dispuestos a marchar en
cuanto la puja finalice y el dinero cambie de manos. Hasta aquí su labor
diurna. Pero como duales construcciones,
a la caída del sol, se mutan. Y al compás del ocaso empiezan a aflorar todo
tipo de samaritanas en pos del sediento que perdió o quiso perder la ruta hacia
el oasis. Estatuas móviles que siguen los dictados de los ojos vigilantes
camuflados entre los motores expectantes. Y a la par, más entrada la noche y
llegado el fin de semana, la ermita musical añadida al puzle, llamando a los
fieles de todas las edades a no cumplimentar ninguno de los mandamientos que no
sean la diversión. Ahí el tema y el inconveniente de equivocarse de ruta a la
hora de atravesarlo. O bien te encontrarás sumergido en unos ritmos que no te son cercanos o bien los cierres de
las puertas de tu coche no serán
suficientemente seguros como para evitar el asalto de alguna damisela. Lo
ideal será programar la travesía convenientemente antes de emprenderla. Nada
quedará más ridículo que darle vueltas a la rotonda intentando leer el cartel
orientador mientras unos jóvenes te observan desde los bordillos con ojos de
asombro en mitad de su botellón. Si no
lo haces así puede que acabes teniendo que buscar en el navegador a toda prisa las
indicaciones oportunas y la respuesta tarde en llegar tanto como el satélite
caprichoso decida. Eso sí, si durante la
espera, alguien se acerca a ti dispuesta a ofrecerte sus favores, recuerda que
estas en un polígono y el fin fundamental del mismo es el comercio. Nadie
creerá la versión que le des cuando insistas en hacer real la pérdida de ruta provocada
por tu natural despiste. Ya las aristas, los ángulos y los lados decidirás como
trazarlos porque en clase ya sacaste buena nota.
Jesús(defrijan)
No hay comentarios:
Publicar un comentario