Será maravilloso (¿)
Quien quiera y se acuerde que continúe con el estribillo de
aquella canción veraniega en la que se nos invitaba a visitar Mallorca de
cualquier modo. El boomerang de la existencia vuelve a ponerme en la línea de
salida, esta vez, desde la vertiente directriz. Lo que hace años fuese viaje de
alumno ya relatado en mi último libro, hoy se me presenta como un reto a
superar. Atrás quedó en la dársena del recuerdo aquel cascarón que nos llevó
para dejar paso a un ferry moderno en el que la travesía será mucho más
placentera. Aquellas sillas de madera o de escay dejarán paso a unas butacas
más o menos cómodas en las que realizar el viaje a lo largo de la noche. No
dejaremos de pensar que los delfines nos siguen y que las luces del puerto nos
esperan en una bienvenida festiva. Ellos
y ellas arrastrarán esos equipajes que cargarán absolutamente hinchados como si
de un desplazamiento eterno se tratase. Las notas, las temibles notas,
aguardarán silenciosas y comprensivas para ejercer su labor a la vuelta. Es
hora de divertirse, de soltar amarras del puerto casero y surcar el mar como
intrépidos navegantes cargados de inseguridades mal disimuladas. Dejaremos que
crean que se comerán el mundo antes de que se den cuenta de la posibilidad
contraria. Y ahí estaremos para reconducir errores y sonreír aciertos. El
entorno lo merece y el grupo se lo ha ganado. Este variopinto conjunto que
hemos visto nacer incluso antes de nacer pide paso y el futuro se les abre
cargado de ilusiones. No se trata de colocarles nubes antes de tiempo sino más
bien de enseñarles a entender los indicios que las traen. Y todo ello envuelto
en el bullicio de las noches en vela que surgen como retos de ser adultos.
Pongo la mano en el fuego por ellos porque han sido muchos años de
corroboración. Han demostrado madurez suficiente como para distinguir el juego
de la obligación, la risa de la seriedad, lo fundamental de lo accesorio. Por
eso, sin duda, será maravilloso viajar hasta Mallorca, disfrutar de la isla y
ver cómo lo que ayer fue, hoy sigue siendo. La ilusión por un horizonte abierto
a la vida que ninguno es capaz de ignorar cuando se tienen dieciséis años. Vamos allá.
Jesús(defrijan)
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