C´est la vie
Si una boda ya de por sí es un espectáculo, los
preparativos del enlace lo son por partida doble. Por un lado, la organización
del mismo; por otro lado, la multitud de personajes que se apuntan a colaborar
en dicha preparación desconocedores de sus limitaciones. De hecho, empresas
especializadas en estos eventos se encargan de calmar las aguas de las
discordancias y logran que todo sea una balsa de aceite, casi siempre. De ahí a
llevar a la gran pantalla todo lo anterior solo hay un paso. Y si ese paso lo
coordinan Éric Toledano y Olivier Nakache el
éxito está asegurado. Ya en su anterior film demostraron la valía y aquel “Intocable”
sigue remitiéndonos a la sonrisa de una esperanza más allá del infortunio. La
cuestión es que una pareja formada por
un hiperpijoególatracapullo y una novia anodina que más parece una ninfa a
punto del desmayo deciden formalizar su relación. Eligen para ello a una empresa
experta y el entorno de un castillo francés pone el decorado. Se da el
pistoletazo de salida y todo un elenco de seres variopintos empiezan a hacerse
cargo de sus respectivos papeles. Cada cual viste su casaca literal y
metafórica como mejor puede y los inconvenientes se van sobrellevando a golpe
de gags divertidísimos. Un fotógrafo demodé, una madrina con deseos de
convertirse en dj, un cantante que gorgorea su voz ajeno a las peticiones de
canciones que desconoce, unos inmigrantes que se sorprenden de cómo funciona
este mundo occidental y un director que empieza a sufrir en carne propia los
desatinos de tal vorágine. No entraré en los detalles para que cada cual los
vaya disfrutando a medida que el metraje de la película pase. La banda sonora
les hará mover los pies y puede que recuerden aquella otra boda a la que
asistieron no hace tanto. Encontrarán similitudes que les permitirán ser
compasivos incluso consigo mismos. Y es que una boda suele ser tan proclive al
desmán que nada le es vedado. Igual cuando compruebe la proliferación de
móviles fotografiando cualquier escena se da cuenta de cómo ha pasado el tiempo
y cuánto han cambiado los casamientos desde aquella vez que le resultó tan de
primera mano. Descubrirá entre los personajes de la película a los similares
que por un día se situaron a su vera y pusieron el toque original, hortera, de
mejor o peor gusto, elegante, prescindible, emotivo. Da lo mismo. Aquello ya es
pasado y para corroborarlo está esta comedia que consigue alegrarte la tarde y
brindar por los novios sin plantearles la fecha de caducidad. De cómo quedará
el traje al concluir, mejor no hablar. Ya lo hará él mismo para dar fe de todo
lo visto y de todo lo imaginado.
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