La casa
de los espíritus
Adentrarse en las entrañas de una familia tiene su
acicate. Y si esa familia ha logrado su posición social y su éxito económico
aún resulta más atractiva ese reto fisgoneador. Te dejarás llevar por el hilo
argumental de una sangre que aun siéndote ajena acabas haciendo propia desde la
óptica que te ofrece quien para ese fin la diseña. Una estirpe afincada en el
amplio sentido de la palabra en Chile en una época en la que las clases
sociales empiezan a despertar para buscar un hueco a sus derechos y en la que
los caciquismos se resisten a tal paso adelante. Luchas de poderes que se
sazonan con amores y desvaríos en gran parte de los protagonistas que le dan
forma. Visionarias que anticipan fracasos y éxitos que acaban sucumbiendo ante
la mordedura de la misma serpiente que amamantaron creyéndose inmunes a su
veneno. Época convulsa en la que todo el planteamiento soñado y conseguido por
el jefe del clan se viene abajo ante el torbellino de acontecimientos sociales
que le acaban superando. Aquí, Isabel Allende, anfitriona de lujo y certera
pluma nos traza un boceto de un pasado que tan personal puede resultar y de su
mano recorremos los ranchos de la ambición. Es como si hubiese querido
transmitirnos una metáfora sobre el precio que el éxito acarrea cuando se
consigue con métodos turbios y el epílogo superase con creces al goce de
haberlo conseguido. Pones rostro a los desheredados para confabularte con ellos
en busca de sus razones existenciales que no precisan de más explicación. Una
casa como nido de fracasos vestida de disimulados triunfos en un intento final
de filtrar decepciones. Más de uno, más de muchos, deberían plantearse viendo
sus propios entresuelos si la escalera que han ido ascendiendo merece la pena.
Posiblemente, en un nuevo intento de autoengaño, pensarán que sí, que todo el
que la encofra lo hace para lograr el mismo fin. Se equivocan como se equivoca
el patrón protagonista, el padre decepcionado, el marido insatisfecho, el
político vapuleado. Todos en un mismo papel que la vida saca a la luz como si
la vida misma se negase a velar el sueño de unos espíritus que revolotean como
conciencias de lesas actuaciones. Mirad a vuestro alrededor y veréis qué
cantidad de Estebanes Rueda aparecen sin que ni siquiera ellos mismos sepan
reconocerse o quieran equipararse con él. Una novela, sin duda, de varias lecturas,
para que cada quien valore por qué caminos discurre su vida. Quizás entonces,
cuando vea el precio a pagar, decida cambiar de papel o en el peor de los casos
alcanzar su final revestido de decepciones.
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