lunes, 13 de noviembre de 2017


La casa de los espíritus


Adentrarse en las entrañas de una familia tiene su acicate. Y si esa familia ha logrado su posición social y su éxito económico aún resulta más atractiva ese reto fisgoneador. Te dejarás llevar por el hilo argumental de una sangre que aun siéndote ajena acabas haciendo propia desde la óptica que te ofrece quien para ese fin la diseña. Una estirpe afincada en el amplio sentido de la palabra en Chile en una época en la que las clases sociales empiezan a despertar para buscar un hueco a sus derechos y en la que los caciquismos se resisten a tal paso adelante. Luchas de poderes que se sazonan con amores y desvaríos en gran parte de los protagonistas que le dan forma. Visionarias que anticipan fracasos y éxitos que acaban sucumbiendo ante la mordedura de la misma serpiente que amamantaron creyéndose inmunes a su veneno. Época convulsa en la que todo el planteamiento soñado y conseguido por el jefe del clan se viene abajo ante el torbellino de acontecimientos sociales que le acaban superando. Aquí, Isabel Allende, anfitriona de lujo y certera pluma nos traza un boceto de un pasado que tan personal puede resultar y de su mano recorremos los ranchos de la ambición. Es como si hubiese querido transmitirnos una metáfora sobre el precio que el éxito acarrea cuando se consigue con métodos turbios y el epílogo superase con creces al goce de haberlo conseguido. Pones rostro a los desheredados para confabularte con ellos en busca de sus razones existenciales que no precisan de más explicación. Una casa como nido de fracasos vestida de disimulados triunfos en un intento final de filtrar decepciones. Más de uno, más de muchos, deberían plantearse viendo sus propios entresuelos si la escalera que han ido ascendiendo merece la pena. Posiblemente, en un nuevo intento de autoengaño, pensarán que sí, que todo el que la encofra lo hace para lograr el mismo fin. Se equivocan como se equivoca el patrón protagonista, el padre decepcionado, el marido insatisfecho, el político vapuleado. Todos en un mismo papel que la vida saca a la luz como si la vida misma se negase a velar el sueño de unos espíritus que revolotean como conciencias de lesas actuaciones. Mirad a vuestro alrededor y veréis qué cantidad de Estebanes Rueda aparecen sin que ni siquiera ellos mismos sepan reconocerse o quieran equipararse con él. Una novela, sin duda, de varias lecturas, para que cada quien valore por qué caminos discurre su vida. Quizás entonces, cuando vea el precio a pagar, decida cambiar de papel o en el peor de los casos alcanzar su final revestido de decepciones.  

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