WhatsApp
La cuestión
comenzó como una especie de broma ala que apuntarse para pertenecer al grupo de
los snobs más instruidos. Bajo la falsa creencia de la gratuidad que la
aplicación ofrece de modo tentador se levantaba el telón de una permanente
conexión con alguien a quien tu vida pudiese interesar y viceversa. O no, nunca
se sabrá de modo cierto. Así que tras la
pantalla un mundo nuevo por descubrir salía a la luz y tras él las mil
fluctuaciones de la irrealidad más real
que pudiera imaginarse. Besos que no saben, flores que no huelen, risas que no
se escuchan, abrazos que no se sienten….todo, todo, para forjar una creencia no
siempre creíble, pero sí creída. Y la cosa fue evolucionando como suelen
hacerlo las novedades; hacia el desparrame, hacia los grupos. Y aquí, en los
grupos, el vértigo sí que campó y campa a sus anchas. Que si el familiar, que
si el familiar restringido, que si el de los amigos, que si el de los amigos más
íntimos, que si el de los colegas de trabajo…lo dicho, un desparrame. Es
prácticamente imposible mantener en ellos un hilo conductor. Lo más probable es
que alguno de los miembros decida lanzar el anzuelo de la disconformidad y
entonces se arma la mundial. O basta con que entre miembros se saquen a la luz
disputas de a dos para que el combate cibernético adquiera tintes épicos de
lucha sin cuartel. Puede que las heridas no cicatricen o puede que se limen las
llagas a la más mínima oportunidad; es igual. La cuestión será permanecer
alerta ante cualquier tintineo que marque el inicio de alguna nueva disputa.
Tras los focos de la no intervención los habrá que permanezcan en silencio a
ver qué pasa. Los habrá que tomarán partido para encender más aún las disputas.
Emergerán de las sombras los videos, las
fotos, los memes y todo un arsenal encaminado a curar o lacerar aún más. Todo o
casi todo estará permitido y los llamados moderadores se verán envueltos en el
duro trance de tener que poner orden, o dejar que el tema fluya. El caso es
hacerte leer y quizás leer a otros. Para
facilitar las tareas, la misma plataforma te dejará frases hechas para que no
tengas que seguir absorto ante el teclado y lo que tengas que decir sea dicho a
la mayor brevedad. Puede que seas añadido a un grupo sin haberlo solicitado y
una lluvia de bienvenidas te empapará la piel sintiéndote uno más. Pero como
todo en esta vida, el peligro de la equivocación no será ajeno al teclear
errado. Puede que aquello que tenías como destino acabe en un destino diferente
y entonces las consecuencias serán imprevisibles. No hay más que ver cómo escaños electos han sido movidos por
errores de dirección. Y entonces será cuando la actitud sibilina pedirá paso, y
la tentación aparecerá para remover las tranquilidades. Sólo tendrás que intercambiar el nombre de los
grupos y esperar acontecimientos. Sí, ya sé que resultará al menos peligroso ¡pero
qué vida más simple y gris si no la teñimos de vez en cuando! ¿no os parece?
Ahí lo dejo y quien quiera que compre la idea; de las consecuencias futuras, sólo
el destino sabe la respuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario