viernes, 4 de enero de 2019


1. Los San Juan


Los ves y reconoces enseguida el esfuerzo titánico que quienes los guían deben realizar para evitarse y evitarles descalabros. Este trío podría pasar por ser la réplica de los mosqueteros de Dumas y sabríamos que debajo del tahalí esconden gran parte de su valor. Uno, otro y el tercero, se escudan en la astucia para equilibrar el esfuerzo necesario que no les ocasione demasiada pérdida de energías. Uno correrá la banda persiguiendo al balón o al contrincante que ose retarle. Llegará al descanso y mirará displicente hacia la grada para descubrir en una única ojeada la aprobación o repulsa de aquellas que lo idolatran. Otro escarpará las laderas tratando de coronar las cimas lo más rápidamente posible. Lanzará piropos que ni él mismo se cree con la sinceridad de quien busca rentabilizarlos en el momento de la justicia puntuadora. Será quien manifieste la dualidad térmica en un mismo cuerpo ante el asombro de quienes le veamos polarizado en su hemisferio norte y ecuatorizado en el hemisferio sur. El tercero, imitará desde su nombre al héroe troyano  y será el encargado de defender las disputas con razonamientos inteligentes como si domesticase a los caballos de la ignorancia. Guasón como ninguno de los suyos, simulará la trampa para dejarte con la boca abierta y no saber si denostarlo o aplaudirlo. Tres floretes envainados que comparten senda y se asemejan tanto como diferencias muestran. A nada que escarbes descubrirás un fondo que firmado va de sonrisas mal disimuladas. Se mueven como peces en el agua refugiándose delas riadas en  las curvas de los meandros arenosos del “yo no he sido”. Ganadores del respeto entre quienes  volubles se muestran a la edad de permitirse serlo a base de no mostrar dobleces, de ir de frente. Serían los elegidos para un remake de “El padrino” porque en ellos los pactos de sangre se adivinan y confirman. El papel que cada uno desarrollaría en esta nueva versión cinematográfica está clarísimo pero no seré yo quien los adjudique. Simplemente hará falta detenerse mínimamente cuando coincidan los tres y descubrir el potencial que cada uno atesora. Pero habrá que hacerlo deprisa. Un balón empieza a rodar de nuevo, una nueva ruta pide carrera y un nuevo pensamiento filosófico se está gestando para dejarte con la sonrisa disimulada y la duda de si optar por la reprimenda o carcajear la penúltima ocurrencia. Los resultados académicos, lo dejamos para otra ocasión. No conviene olvidar que antes de ser alumno, todo el mundo es individuo, más o menos peculiar, más o menos mosquetero, más o menos digno de ser retratado con la esperanza de haber dado en la diana. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario