miércoles, 23 de enero de 2019


1. Paqui P.



A ver de qué modo ajusto el lienzo sobre el bastidor de los renglones, enhebro las palabras en la aguja de la exactitud y pespunteo las metáforas sobre los márgenes del folio para hablar de ella sin que se me note en exceso la falta de equilibrio y ecuanimidad. Será complicado, lo sé, dar rienda suelta a todo ello para que emprenda un vuelo correcto, adecuado, creíble, auténtico. Porque si de algo va sobrada es de autenticidad. Desde siempre ha manifestado lo que era y sigue siendo y a estas alturas deja claras las intenciones de no cambiar si así se precisa. Para nada, sería un esfuerzo baldío. Sigue emocionándose con aquellas situaciones que demandan auxilio por abandono o descuido. Sigue siendo la abanderada que dirigirá los pasos propios y a veces ajenos sin esperar más recompensa que el abrazo como pago a su generosidad. Amiga de quien tiene la fortuna de contar entre los partícipes de su agenda compartirá el tazón de chocolate a nada que perciba que merece la pena hacerlo. Restaurará los descosidos que el alma precise cuando observe que la brújula necesitada reviste óxidos y chirría a los vientos. Dará a los mismos la oportunidad de orear las penas para que ninguna se adhiera a las pieles que comparten sus inexistentes arrugas. Hará y deshará el tapiz como si de un eterno viaje a Ítaca esperase las llegadas que las premuras le exigen. Será difícil verla regar su tez con las saladas aguas del daño si puede impedirlo. Velará el sueño que la dolencia perturbe y de la farmacopea examinará el vademécum en busca del error imperdonable. Los galones le fueron asignados y son camuflados para no dar pistas de su posición. Bastará con proponerle una locura sensata para que el no se luzca y pierda inmediatamente el combate ante el sí deducido. Gusta de las cifras como si alguna tabla de multiplicar faltase por ser completada y precisará remedio. Mientras, girará al tiempo que las tonadas avisen de la primera, de la segunda, de la tercera   o de la cuarta. El sarcófago vespertino la convertirá en la réplica viva de Cleopatra mientras hace caso omiso a las penurias ficticias que le provocan sueño. Saldrá para regresar al instante en busca de aquello que precisaba y no estuvo presto en el momento adecuado de partir. Coqueteará frente al probador y dejará para mañana lo que considera digno de meditación adquisitiva. Será la pecera inundada de nubes o el acuario adornado de ilusiones según dicte su sentir. Echará de menos al desierto por no ser capaz de entender que nadie acepte barrotes que adormezcan sus sueños. Podará los esquejes para que una nueva primavera se anticipe a las flores que tanto mima y disfruta. Giralda imprevisible que moverá su bata de cola recontando los pasos que el taconeo exija. Hoy, de nuevo, las velas iluminadas sabrán permanecer encendidas a la espera del viento que las ciegue mientras calla sus para sí sus motivos. Sigue siendo la que cuida de las olas mientras yo vigilo la marea.

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