1. Fidel R.D.
Estoy seguro de que nada ver sus iniciales detendrá sus prisas y
buscará que el marco sea el adecuado. Será preciso en la colocación de los
detalles como si de ellos mismos quisiera extraer la carga energética de la filosofía
aún no puesta en el candelero del feng shui personal. Y una vez situado, una
vez convenientemente administrado el ángulo, gritará para sí un “hágase la luz”.
Y se hará, vaya si se hará, por supuesto que se hará. Será una luz que le retrotraerá
a las manchas que tan lejanas y a la vez tan próximas regresan cada vez que la
llamada de la sangre lo solicita. Él, que tan aficionado es a alcanzar cimas,
no hará ascos a transitar por la celda del horizonte abierto mientras el sol
intenta quemar la dermis nibelunga que le reviste. Meditará en los
circunloquios la esencia misma de la vida a la par que los galones
disciplinados le intentan aportar la rigidez de la obediencia ciega que repudia
por principio. Sigue creyendo en la existencia de lo imposible como si las
doctrinas existencialistas hubiesen sido sus lecturas adolescentes. Cardará los
pensamientos para descubrir entre los bucles las semillas que al otro le dan
crédito y él no acaba de entender. Sabrá moverse come pez en el agua en los
remolinos festivos que la amistad proponga y de poco servirá intentar anclarle
los pasos a quien transita levitando más allá de las realidades. Inconformista
acumulador de instantáneas que tendrá prestas a sacar a la luz para revivir lo
extinto en un intento penúltimo de renacerlo como credo. Buscará el chip que
promulgue la libertad del “porc senglar” amenazado si es capaz de acreditar
astucia salvadora frente al atropello. Teñirá de rojo los sueños para dejar constancia
del daño que provocan las pesadillas. Libará del verde como si la esmeralda se
le manifestara como piedra filosofal a este juglar nacido en las rutas
maquineras. Y será, como no podría ser de otro modo, quien abra los brazos de
su balanza en busca del equilibrio que estabilice sus contradicciones. Mientras
tanto, mientras todo ello espera en el rellano de salida, un nuevo dorsal se va
diseñando para ser el elegido. Los retos le siguen la pista y él no es de
rechazarlos. Lo esencial lo considera accesorio innecesario siempre que lo
necesario merezca la pena. Estoy convencido que sigue dándole vueltas al
encuadre correcto de todo lo anterior. Sin duda alguna, podrá teñirlo y estoy
por asegurar el color elegido. Pero eso, mejor que lo descubra él, si quiere.
No hay comentarios:
Publicar un comentario