lunes, 28 de enero de 2019


1. Fidel R.D.



Estoy seguro de que nada ver sus iniciales detendrá sus prisas y buscará que el marco sea el adecuado. Será preciso en la colocación de los detalles como si de ellos mismos quisiera extraer la carga energética de la filosofía aún no puesta en el candelero del feng shui personal. Y una vez situado, una vez convenientemente administrado el ángulo, gritará para sí un “hágase la luz”. Y se hará, vaya si se hará, por supuesto que se hará. Será una luz que le retrotraerá a las manchas que tan lejanas y a la vez tan próximas regresan cada vez que la llamada de la sangre lo solicita. Él, que tan aficionado es a alcanzar cimas, no hará ascos a transitar por la celda del horizonte abierto mientras el sol intenta quemar la dermis nibelunga que le reviste. Meditará en los circunloquios la esencia misma de la vida a la par que los galones disciplinados le intentan aportar la rigidez de la obediencia ciega que repudia por principio. Sigue creyendo en la existencia de lo imposible como si las doctrinas existencialistas hubiesen sido sus lecturas adolescentes. Cardará los pensamientos para descubrir entre los bucles las semillas que al otro le dan crédito y él no acaba de entender. Sabrá moverse come pez en el agua en los remolinos festivos que la amistad proponga y de poco servirá intentar anclarle los pasos a quien transita levitando más allá de las realidades. Inconformista acumulador de instantáneas que tendrá prestas a sacar a la luz para revivir lo extinto en un intento penúltimo de renacerlo como credo. Buscará el chip que promulgue la libertad del “porc senglar” amenazado si es capaz de acreditar astucia salvadora frente al atropello. Teñirá de rojo los sueños para dejar constancia del daño que provocan las pesadillas. Libará del verde como si la esmeralda se le manifestara como piedra filosofal a este juglar nacido en las rutas maquineras. Y será, como no podría ser de otro modo, quien abra los brazos de su balanza en busca del equilibrio que estabilice sus contradicciones. Mientras tanto, mientras todo ello espera en el rellano de salida, un nuevo dorsal se va diseñando para ser el elegido. Los retos le siguen la pista y él no es de rechazarlos. Lo esencial lo considera accesorio innecesario siempre que lo necesario merezca la pena. Estoy convencido que sigue dándole vueltas al encuadre correcto de todo lo anterior. Sin duda alguna, podrá teñirlo y estoy por asegurar el color elegido. Pero eso, mejor que lo descubra él, si quiere.

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