sábado, 29 de marzo de 2014


Bianca

Sabe esquinarse bajo el letrero de tonos verdes como sólo el pudor de hacerse notar sería capaz de desplegar permitiendo el paso. Receptora de esperanzas sobre las que clava su mirada a modo de sonrisa complaciente ante futuros inciertos que a ella se encomiendan. Y en ellos, los dígitos cobran vida sobre su pecho prometiendo sueños que los sueños diseñan a quienes se atreven a cruzar su dintel de su sincera confianza. No apabulla porque sería impropio de quien se siente redentora de lesivas expectativas aún por cumplir el hacerlo desde el atosigamiento. Ella despliega los caños de la fuente samaritana sobre la que aquellos sedientos encontrarán saciedad a la caída de la noche del devenir diario. La diosa Fortuna, caprichosa siempre, se encargará de cumplir lo insospechado mientras Bianca expela sobre las rayas del asfalto su aliento de compromiso o consuelo llegado el caso. Y a pocos centímetros, la imagen que hizo suya del lenticular crucificado, dará testimonio de la verdad que les asiste, acompaña y cuida. Beben los vientos en la fuente en los que la hermosura de la sencillez eligió como manantial de los mismos y de ella se sacian para darnos envidia. La complicidad rezuma entre las calizas de sus miradas y cualquiera que les observe ha de sentir admiración. Poco importará que el rostro vuelto ignore su presencia puesto que el taburete de tetrapeldañado adquirirá el papel de trono supremo sobre el que dictar sentencias. Más estaos tranquilos. Serán sentencias incapaces de purgar miserias en quienes comunes de nosotros las llevemos tatuadas. En ella el reflejo irisado del prisma creará un arco iris que nacerá de su nombre para bañarse de lluvias de consuelo. Y todo desde la calma. Transmite esa paz que tanto se nos escatima  y que tanto necesitamos. Asume la ironía como la inteligencia permite a quien privilegiado la hace suya, con sabiduría y elegancia. Y mientras, el constante trasiego de plásticos se disputa la acera con las ruedas que trenzan vías a sus pies. Sabe que la suerte está con ella y a ella nos encaminamos. Sabe que cualquier día, el abrazo agradecido la buscará como destinataria para hacerla cómplice de la alegría que limará penurias. Pero sobre todo sabe que cada vez que paso por sus dominios, un halo de simpatía me llega y en él me embarco. Poco importa que los cinco dígitos caprichosos que nadan en los bombos de la suerte se apiaden de mí o no. Me basta con saberme poseedor del reintegro de su afecto que remite su franca sonrisa cada vez que mis pasos se cubren de cebra.

Jesús(defrijan)

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