1. El bastón
de los selfis
Pues sí, efectivamente, han
sido el artilugio de moda y siguen siéndolo. Un armazón a modo de brazo
articulado que consigue capturar entre las garras de uno de sus extremos a la cámara
presa para inmortalizar el autorretrato, puebla el decorado a fotografiar. De
mayor o menor extensión, de mayor o menor consistencia, han convertido a los comunes
en egregios aristócratas que se dignan en expandir sus instantáneas por los
espacios azules o carentes de luz a mayor gloria de los dedos pulsadores. Reconozco que he llegado tarde. A parte de la poca
habilidad para la fotografía que tengo,
la no existencia de semejante aparato impidió que cuando empecé a practicar los
selfis, tuviesen la mínima calidad exigible. De modo que me veo en la tesitura de
repetirlos o seguir ignorando la existencia de semejante cayado. O me visto de
antiguo hombre televisivo del tiempo que extendía su puntero anunciando
chubascos, o me sigo fotografiando en
base a la amistad con aquellos a los que aprecio del modo habitual, o me
convierto en una réplica de Mazinger Z al
grito de brazos fuera. No sé si sería lo más acertado quitarle espontaneidad.
Creo que no me sentiría cómodo con la prolongación de mis dedos a la hora de
plasmar las imágenes venideras; como que resultarían menos creíbles. De
cualquier manera, posaré gustoso ante quien alargue ese garrote si con ello le provoco satisfacción. Sea
como sea, lo verdaderamente importante será seguir formando parte del recuerdo
visual de quienes tienen la pretensión de añadirme a su lista. Lo demás,
carecerá de importancia. Mientras tanto, este rey de los objetos de moda, que
siga reinando a su antojo para que la instantánea de rigor salga a escena.
Aunque bien pensado, igual me interesaba llevar uno encima y no para
fotografiar a metros de distancia. Quizás el uso como garrote sería el más
adecuado ante tanto pelele como anda suelto y es merecedor de semejante
penitencia. En fin, y aviso, por si acaso me da por armarme con uno de esos
aparatos, tened cuidado. Lo más probable es que se me caiga la cámara, o que os
golpee sin querer y el estropicio sea mayor que la supuesta imagen que le daría
sentido. Mientras tanto, si os lo pido, no os resistáis a selfiaros conmigo;
seguirá siendo un placer, os lo aseguro.
Jesús (http://defrijan.bubok.es)
No hay comentarios:
Publicar un comentario