sábado, 24 de enero de 2015


       El triunfo de lo chabacano

He de admitir que en aquella ocasión primera en la que un programa televisivo se apropiaba del título de Orwell, mi curiosidad se situó frente a la pantalla buscando alguna similitud. Pronto descubrí que este Gran Hermano, por mucho que la histérica presentadora postmoderna  quisiera vestirlo de estudio sociológico, nada tenía que ver con aquel postulado fatalista que anticipaba en insigne novelista. Y así fueron sucediéndose  las ediciones en proporción directa con el encefalograma plano de los adormecidos del mando a distancia. Y cada vez una vuelta de tuerca más apretando la chabacanería, ajustando la horterada y atornillando el mal gusto. No hablo de indecencia porque sería colocarlo en un sitial reservado para otros prebostes, pero los clones que nos muestran tras las cámaras espías consentidas serían  dignos de pertenecer a la granja en especies de extinción y lamentablemente no lo son. Se reproducen  y muestran como modelos a seguir por quienes valoran el dinero fácil nacido de vender sus intimidades por garrulas que sean. Sí, ya sé que más me recomendará la opción de cambiar de canal. No es necesario. De hecho, creo que me sobran canales en este abanico frenopático  que las antenas tienden sobre nuestras horas de ocio. Menuda panda de elementos los que diseñan, consienten, animan, participan y promueven este tipo de programitas. Ver como una ronca sin decoro alguno, o como aquel sale de la ducha como un Adán mamporrero, o como el otro se sumerge en un jacuzzi  a modo de beluga  cautiva, o el de más allá invoca a las estrellas para librarse del demonio que cree que habita en el de enfrente, o como se hace apología del machismo más rancio en pleno siglo veintiuno, la verdad, resulta penoso. Pero debo de estar equivocado en la medida de que estos programas subsisten y se multiplican como esporas. Debo pensar que gracias a los sucesivos niveles a la baja de la enseñanza, la ignorancia o supresión de la vertiente humanística del hombre, ha desencadenado este resultado. Debo pensar que  al tintineo de las monedas acuden quienes no tienen otro modo de ganarse el sustento y merecen esa oportunidad. Pero sobre todo debo pensar, que Orwell  desde su tumba sentirá deseos de resucitar, aparecer por la redacción de este engendro y liarse a ……por haber prostituido el nombre de su  obra que anticipaba un futuro pesimista, pero no tanto como este.  Por cierto, me acabo de enterar que también existe un mercado de novios televisivos al que las mamás llevan a sus hijos para ver con quién los casan ¿Es cierto? Si es así, definitivamente, no tenemos remedio. ¿Alguien sabe a qué hora sale el vuelo hacia Nueva Guinea Papúa?

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