El triunfo de lo chabacano
He de admitir que en aquella
ocasión primera en la que un programa televisivo se apropiaba del título de
Orwell, mi curiosidad se situó frente a la pantalla buscando alguna similitud. Pronto
descubrí que este Gran Hermano, por mucho que la histérica presentadora
postmoderna quisiera vestirlo de estudio
sociológico, nada tenía que ver con aquel postulado fatalista que anticipaba en
insigne novelista. Y así fueron sucediéndose las ediciones en proporción directa con el encefalograma
plano de los adormecidos del mando a distancia. Y cada vez una vuelta de tuerca
más apretando la chabacanería, ajustando la horterada y atornillando el mal
gusto. No hablo de indecencia porque sería colocarlo en un sitial reservado
para otros prebostes, pero los clones que nos muestran tras las cámaras espías
consentidas serían dignos de pertenecer
a la granja en especies de extinción y lamentablemente no lo son. Se reproducen
y muestran como modelos a seguir por
quienes valoran el dinero fácil nacido de vender sus intimidades por garrulas
que sean. Sí, ya sé que más me recomendará la opción de cambiar de canal. No es
necesario. De hecho, creo que me sobran canales en este abanico frenopático que las antenas tienden sobre nuestras horas
de ocio. Menuda panda de elementos los que diseñan, consienten, animan,
participan y promueven este tipo de programitas. Ver como una ronca sin decoro
alguno, o como aquel sale de la ducha como un Adán mamporrero, o como el otro
se sumerge en un jacuzzi a modo de
beluga cautiva, o el de más allá invoca
a las estrellas para librarse del demonio que cree que habita en el de
enfrente, o como se hace apología del machismo más rancio en pleno siglo veintiuno,
la verdad, resulta penoso. Pero debo de estar equivocado en la medida de que
estos programas subsisten y se multiplican como esporas. Debo pensar que
gracias a los sucesivos niveles a la baja de la enseñanza, la ignorancia o
supresión de la vertiente humanística del hombre, ha desencadenado este
resultado. Debo pensar que al tintineo
de las monedas acuden quienes no tienen otro modo de ganarse el sustento y
merecen esa oportunidad. Pero sobre todo debo pensar, que Orwell desde su tumba sentirá deseos de resucitar,
aparecer por la redacción de este engendro y liarse a ……por haber prostituido
el nombre de su obra que anticipaba un
futuro pesimista, pero no tanto como este. Por cierto, me acabo de enterar que también
existe un mercado de novios televisivos al que las mamás llevan a sus hijos
para ver con quién los casan ¿Es cierto? Si es así, definitivamente, no tenemos
remedio. ¿Alguien sabe a qué hora sale el vuelo hacia Nueva Guinea Papúa?
Jesús (http://defrijan.bubok.es)
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