Artemio
Es quien dio por inaugurado
el padrón del año al que luego nos fuimos añadiendo los demás un día como hoy.
Seguro que ni el mismo San Antón sospechaba que mi amigo, mi hermano Artemio,
ejercería de guía en esa quinta con el látigo de su sonrisa. Sabed que era
costumbre adjudicarle al primer nacido el privilegio de usar dicha fusta en los
tiempos de reclutamientos obligatorios y él, forró a la suya de picaresca
divertida. En sus primeros años la cambió por el rabo de escoba que usaba como
bastón de guarda fronterizo ante quien osaba traspasar el umbral de su puerta
en la calle Larga. Un diablo cojuelo que entre la sonrisa de sus dientes
separados se sabía granjear la simpatía de aquellos que deberían haberle
reprendido y sucumbían a sus encantos. Daba igual que fuese el cura o el jefe
de campamento. Él se encargaba de remar a su favor cualquiera de las
reprimendas que a los comunes de los mortales nos pudiesen llegar. Era y sigue
siendo el pícaro encantador que es capaz
de festejar durante jornadas sin cansancio alguno. Docente al que sus alumnos
querrán como le queremos aquellos que le conocemos profundamente. Sabemos que
tras esa imagen de rebelde sin causa que se salta los límites, habita el
responsable que hace gala de dominar sus obligaciones. Mientras, eso sí, será
capaz de ser el lector ávido de libros en los que seguro compara la vida de los
protagonistas con la suya y salen perdiendo. Se sumergirá en las aguas frías
del río para llevarse en la piel el sabor de la belleza que de los juncos
extrae. Este capricornio “bon vivant”,
sabe de los placeres, los paladea, busca, consigue y disfruta. Don Juan lo envidiaría al ver como es capaz de
conquistar como sólo conquistan los elegidos por las estrellas, con clase,
poderío, elegancia. Sabrá disfrutar de la vida porque la vida misma se rendirá
a su paso para servirle de alfombra. Lucirá sus canas con la coquetería propia
de quien suma calendarios sin añadir años. Será eternamente joven porque en sus venas discurre la sangre que la
luna propicia. Pero sobretodo, creedme, sabrá que gracias a él, aquel año que
nos vio nacer, comenzó a lucir más hermoso desde el día dieciséis de Enero. Si hoy,
amigo mío, en el paseo imaginario, vuelvo
a cruzar por tu puerta, nos reiremos del mundo y brindaremos por la vida.
Jesús (http://defrijan.bubok.es)
No hay comentarios:
Publicar un comentario