Inodoros
Esta mañana he escuchado en la
radio la noticia que hacía referencia a la costumbre de miccionar que los hindúes
tienen, en plena calle., sobre una tapia. Parece ser que ha salido un grupo de
aguerridos limpiadores que pertrechados con un camión cisterna dirigen la manguera
a toda presión sobre el infeliz que se está aliviando en esos momentos. El lema
que utilizan es bien simple: “si tú paras, yo paro”. Curiosa forma de remediar el duelo entre la
incontinencia y la salubridad que todo espacio público necesita. Y en ese
momento he recordado aquellas que de críos llevábamos a cabo en los campos
abiertos. Y al instante ha regresado la imagen de los nuevos inodoros que veo
instalados en multitud de
establecimientos. He llegado a pensar que mis años de mengua ya están aquí. He
llegado a pensar que la lumbalgia impidió al fontanero instalarlos
adecuadamente. He llegado a pensar que el sistema métrico decimal no se acabó
de explicar convenientemente. He llegado pensar que lo que realmente quieren
los dueños de esos establecimientos es que busquemos una tapia callejera antes
de que el camión de riego involuntario nos duche la columna. La altura a la que
han sido situados supera con creces la estatura posible con la que acceder a
los mismos. Curvarse a modo de querubín alado en las fuentes versallescas para
acertar, sinceramente, no es plan. Y convertirse en la copia mala del Manneken pis, como que no es lo suyo. Así que por favor, tomen medidas. Y lo digo en
el sentido más literal de la expresión. O al menos avisen del nivel freático
exigible para hacer uso de los mismos. No es cuestión de acceder de puntillas
ni utilizar un taburete con la primera caja de bebidas que esté próxima. Sean
benévolos con quienes jamás accederíamos a ser jugadores de baloncesto y
procuren que la media nacional de estaturas llegue a sus dominios. De lo
contrario, o las calles volverán a tomar un aspecto hindú, o los camiones de
riego se multiplicarán a modo y manera de la fiesta del agua, y no siempre el
tiempo acompaña. Mientras esa reflexión les llega, les dejo por unos minutos. La
necesidad manda, y esta vez, seguro que llego.
Jesús (http://defrijan.bubok.es)
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