El “por si”
Esa abreviatura suele estar tan presente en nuestros días
que parce que hubiera nacido como custodia de las dudas. Se nos plantea cuando
vamos a realizar un viaje y abrimos la maleta vacía que llevaba meses esperando
turnio para ser subida al carrusel del
movimiento. Allí, con sus espacios abiertos a la par que las puertas de
los armarios y cajones, el “por si” hace su acto de presencia entre las
disputas de las prendas que quieren desplazamiento y aquellas que están a punto
de ser ignoradas una vez más. Normalmente sigues un plano sobre tu propio
cuerpo y vas subiendo de pies a cabeza añadiendo prendas y cotejando días de
posible uso. Da igual si el desplazamiento lo realizas a destinos nuevos o a
aquellos en los que ya dispones de suficiente vestuario. La diseminación de
atuendos por encima de la cama está a la espera de juicio y tú te ves en la
tesitura de negar o aprobar el embarque hacia la maleta en cuestión. Tanto si
el movimiento migratorio de ti mismo lo provoca el vuelo o lo adhiere el
asfalto, las dimensiones se empiezan a quedar exiguas en breves minutos. Y das
una y mil vueltas a la lista confeccionada por más que la hayas repasado mil y
una veces. Y misteriosamente, algo a
penúltima hora, se suma. O bien las pastillas preventivas del dolor que
supuestamente podría venirte y al que hay que poner freno; o el artilugio que sirve de armazón a la
cámara con la que plasmar todo aquello que conoces y no habías visto; o las
cremas faciales y/o corporales que aldrán en tu auxilio ante un ataque cruel de
las radiaciones; o las imprescindibles tiritas que ya se frotan los plásticos
al saberse prontas a entrar en acción sobre tus pies. Está claro que hasta el
ultimísimo momento el cierre numérico de la valija no será definitivo. Quizás si nos dedicásemos a viajar menos y
volar más entendiésemos que lo verdaderamente imprescindible es saberse
cómplice de aquellos a quienes vamos a visitar para entender esos modos de vida
tan diferentes o similares que nos hacen comunes. Entonces sobraría la exclamación
precedente y el fin justificaría la ausencia del “por si“ temeroso
que cargamos en la mochila de la inseguridad en la puerta de embarque de un viaje
llamado ilusión. Por si acaso estáis haciendo
la maleta, suerte y buen viaje.
Jesús(defrijan)
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