lunes, 6 de julio de 2015


Óxi  frente a Vαí

Cuando el miedo se pierde se suele levantar la vista hacia el frente y el horizonte aparece más nítido que hasta ahora. Se deja de andar cabizbajo en actitud de sometimiento a unas reglas con las que no estás de acuerdo. Se deja de pedir perdón por el pecado no cometido para que el de enfrente sepa de nuestra voluntaria abdicación a sus más mínimas insinuaciones. Y todo lo que la corrección del estatus proponía se deja de lado. Los peldaños de esa escalera de mármol tan bien diseñada desde arriba empiezan a amarillear desde el desgaste que  nosotros provocamos entre tanta subida y bajada y no quisimos ver. Poco a poco se irá resquebrajando lo inamovible y por más advertencias que nos lleguen, ya no tendrán cabida en nuestro yo más íntimo. La toxicidad que fueron esparciendo ha saturado de tal modo el ambiente que lo hace irrespirable y necesitamos de ventanas abiertas. Ni el gesto fruncido por la usura que ignora necesidades será capaz de volvernos a poner los grilletes que a conciencia o sin ella nos dejamos calzar. Han ido intoxicando tanto a tantos durante tanto tiempo que ni su propia mascarilla les sirve de escudo. Han lanzado órdagos infernales a quienes consideraban cándidos seres a quienes las migajas de la calderilla harían felices sumisos. Y se han equivocado. La pelota ha cambiado de campo y ahora no saben si proporcionarle  aire para que rebote más fuerte o  cambiarla por algún otro deporte menos  exigente. El dilema es así de sencillo. Diseñaron un reglamento  para un juego en el que la victoria siempre caería del mismo lado. Ahora les queda un tiempo de reflexión para intentar contener la lava del volcán que prendieron sin medir bien sus consecuencias  y amenaza  con destruir a la Pompeya actual llamada Europa. Pero habrán de estudiar bien los mecanismos de recuperación de este  examen que han suspendido. Tienen todo el verano para aplicarse en ello y el temario sigue empezando por la palabra justicia. Si se empeñan en el error, volverán a suspender, y quizás el curso próximo,  algunos de los estudiantes menos afortunados decidan cambiar de colegio. Y entonces, ¿quién les hará compañía?¿quién les cederá el puesto de aventajados del que siempre se vanagloriaron? ¿quién querrá seguir siendo ninguneado por los delegados de clase que cuidan más el llevarse bien con el profe que defender a sus compañeros? Este Oxi , mal que les pese, lleva un Vαí  implícito y solo es cuestión de que quieran verlo, leerlo y aceptarlo. Yo, en su caso, me pondría a estudiar desde hoy mismo.   

 

Jesús(defrijan)

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