jueves, 22 de octubre de 2015


     Regreso al futuro

Pues sí, efectivamente, llegó la fecha futura que aquella famosa saga predijo en una de sus entregas y quizás sea hora de analizar sus aciertos o errores. O mejor dejar que el olvido rechace a unos y acoja a otros para no dañar nuestro ego de futurólogos aficionados. De hecho aquel trajín de fechas entre pasadas y venideras planteaba un cóctel tan variopinto como divertido. Entre monopatines voladores y descapotables cargados de rizos la cuestión estribaba en ver qué sucedería a posteriori y qué pudo evitarse a mayor gloria del presente. Lo cierto y verdad es que algunas de sus previsiones  se han ido cumpliendo como si designios fílmicos así lo hubiesen dispuesto y algunas otras no tardarán en ver la luz. Igual la  teletransportación está llamando a las puertas y nos da miedo abrirla por si nos lleva adonde no queremos de modo arbitrario. Quizás a una sociedad cada día más cargada de individualidades solitarias que necesitan de compañía y no la obtienen. Puede que el trayecto parezca tan atractivo que no nos hayamos dado cuenta del precio a pagar por semejante viaje a un destino llamado soledad. Nos hemos embarcado a lomos de un tren absurdo en el que lo inmediato es lo que cuenta y la pausa nos negamos. Permanecemos inmunes ante el paso del autobús cargado de ancianos que vuelven a ser vestidos de colegiales para estar recluidos en una clase a la que no se apuntaron. Eso sí, como pago a todo ello, el tiempo que no se les dedica se lo lleva el tiempo de laboriosidades para conseguir que ruede la noria de la estupidez de manera sin fin. Hemos abierto las puertas al desapego admitiendo un modelo que deshumaniza de tal modo que no queremos reconocer nuestra culpa. Sí, ya sé, de acuerdo, es lo que la ley de la vida manda y no vamos a poder cambiarla si seguimos admitiendo esos postulados. Lo rentable se exprime y lo no rentable se esconde, vitupera y se rechaza. Ellos fueron el presente y están siendo la prueba palpable de un futuro que jamás sospecharon alcanzar. Ni siquiera el simpático Marty McFly  podría imaginar que las etapas vividas desde la ficción acabarían de tal modo. Quizás habría que reconstruir el guión para que la saga continuase y así poder cambiar el futuro que nos espera. Líbreme el destino de pretender esclavizar el futuro presente de los míos en base a mi cuidado; pero cuídese el presente de buscar una salida desesperanzada a los que ya nos encaminamos a esa etapa de la vida en la que el sosiego y la paz no deben estar atados con nudos de desvergüenza. En cualquier caso, si llega la ocasión, subido en el autobús de rigor, esperaré impaciente la tormenta que provoque una descarga tan potente que sea capaz de mandarme al pasado de nuevo y aprender de los errores para evitar cometerlos.  

Jesús(defrijan)

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