Regreso al futuro
Pues sí, efectivamente, llegó la fecha futura que aquella
famosa saga predijo en una de sus entregas y quizás sea hora de analizar sus
aciertos o errores. O mejor dejar que el olvido rechace a unos y acoja a otros
para no dañar nuestro ego de futurólogos aficionados. De hecho aquel trajín de
fechas entre pasadas y venideras planteaba un cóctel tan variopinto como
divertido. Entre monopatines voladores y descapotables cargados de rizos la
cuestión estribaba en ver qué sucedería a posteriori y qué pudo evitarse a
mayor gloria del presente. Lo cierto y verdad es que algunas de sus previsiones se han ido cumpliendo como si designios
fílmicos así lo hubiesen dispuesto y algunas otras no tardarán en ver la luz.
Igual la teletransportación está
llamando a las puertas y nos da miedo abrirla por si nos lleva adonde no queremos
de modo arbitrario. Quizás a una sociedad cada día más cargada de
individualidades solitarias que necesitan de compañía y no la obtienen. Puede
que el trayecto parezca tan atractivo que no nos hayamos dado cuenta del precio
a pagar por semejante viaje a un destino llamado soledad. Nos hemos embarcado a
lomos de un tren absurdo en el que lo inmediato es lo que cuenta y la pausa nos
negamos. Permanecemos inmunes ante el paso del autobús cargado de ancianos que
vuelven a ser vestidos de colegiales para estar recluidos en una clase a la que
no se apuntaron. Eso sí, como pago a todo ello, el tiempo que no se les dedica
se lo lleva el tiempo de laboriosidades para conseguir que ruede la noria de la
estupidez de manera sin fin. Hemos abierto las puertas al desapego admitiendo
un modelo que deshumaniza de tal modo que no queremos reconocer nuestra culpa.
Sí, ya sé, de acuerdo, es lo que la ley de la vida manda y no vamos a poder
cambiarla si seguimos admitiendo esos postulados. Lo rentable se exprime y lo
no rentable se esconde, vitupera y se rechaza. Ellos fueron el presente y están
siendo la prueba palpable de un futuro que jamás sospecharon alcanzar. Ni
siquiera el simpático Marty McFly podría
imaginar que las etapas vividas desde la ficción acabarían de tal modo. Quizás
habría que reconstruir el guión para que la saga continuase y así poder cambiar
el futuro que nos espera. Líbreme el destino de pretender esclavizar el futuro
presente de los míos en base a mi cuidado; pero cuídese el presente de buscar
una salida desesperanzada a los que ya nos encaminamos a esa etapa de la vida
en la que el sosiego y la paz no deben estar atados con nudos de desvergüenza.
En cualquier caso, si llega la ocasión, subido en el autobús de rigor, esperaré
impaciente la tormenta que provoque una descarga tan potente que sea capaz de
mandarme al pasado de nuevo y aprender de los errores para evitar cometerlos.
Jesús(defrijan)
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