martes, 4 de diciembre de 2018


1. Javier Tolsá ( VIER NT)



¿Cuántos años han pasado, Javier? ¿Seis, siete, ocho..? No lo sé y tampoco creo que tenga demasiada importancia saberlo a ciencia cierta. Lo realmente importante es ver cómo la vida trata y sigue tratando a gente como tú. Alumnos que han sido lo suficientemente  nobles como para no retarte en un combate absurdo sobre el rin de las aulas. Aquellos alumnos ante los que has disimulado no ver las trampas que intentaban colarte al sospechar que algo se les quedaría cuando copiaban confiados. Esos, amigo mío, tienen en ti al modelo presente. Y lo tienen vestidos acordes al pensamiento que te guía, al postureo de la imagen que de ti trasciende. Las tres tallas superiores de tu indumentaria, aunque no lo hayas notado, son cómplices de tu grandeza que supera lo meramente físico. Las letras cargadas de rimas asonantes vienen a completar en tu voz al vate rítmico que pide a gritos pelea de gallos sabiéndote ganador. No creo que pudieran superarte si llegara el caso. Tú, amigo mío, fuiste capaz de emocionarte al poner fondo a aquel videoclip que os hizo campeones. Reclamabas derechos desde los postulados de la igualdad que los meridianos enlazan y la alegría que un rostro materno mostraba permanece en mis retinas como rúbrica a aquel reto. Poco importará que las ruedas apenas traspasen las mínimas pulgadas si te desplazas por la vida con la verdad por bandera. Poco importará si el monopatín dejó sobre el asfalto la infinita huella de tus pasos en pos de un horizonte diáfano. Serás siempre el eterno juglar que se sueña escuchado y querido por quienes merecen la pena, por quienes tenemos la suerte de habernos cruzado en tu camino. Hoy, cuando los tiempos marcan rutas dolientes, esquivas, perniciosas, tú sigues mostrando un modo de hacer que merece mucho la pena. Has regresado por unos instantes  a aquellas paredes que fueron y siguen siendo tuyas. Has regresado y con ello has dejado palpable prueba de cuánto merece la pena mostrar cada vez que la tarima se nos ofrece como atalaya de mensajes. No es necesario buscar un expediente juzgador de notas cada vez que las notas quieren adueñarse del protagonismo. Simplemente es necesario que la vida te siga trayendo a modo de aves migratorias a aquellos que tuviste la suerte de abrirles paso hacia la vida cinco días a la semana. Nos debemos un rap y no tardaremos mucho en darle vida. Más que nada para cumplir el sueño de cantar a dúo contigo. Esta vez tú dirigirás las estrofas y con algo de suerte podré seguirte el ritmo. La nota, si acaso, que el público la otorgue.   

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