1. Pili , Jose y
viceversa
Sería una temeridad, una imprudencia, una falta de
cordura, buscar solamente a la mitad del
todo que forman. Y lo sería desde el mismo instante en que un breve paso por la
senda de su sombra nos diese pistas de lo que son, de lo que lucen. Bastará con
que el día se desperece dando una nueva vuelta de vida para que todo se ponga
en marcha al ritmo que ellos decidan. La calle que tantas veces recontó
matasellos sigue despejando las escarchas de la noche y del cruce se perciben
los sonidos de un trasiego tan habitual como extrañado en la lejanía. Hace rato
que Nicolás dejó de velar sus recuerdos a nada que se descuide notará que las
manos hábiles se encaminan a saciar las inquietudes artísticas que le protegen
y cuidan. Probablemente se pregunte algún incauto por la practicidad de sus
nuevas obras y no sepa encontrar otra razón que no sea rentable. Qué error el
suyo al desdeñar la sabiduría que de estas manos que suman pares se desprende a
la menor ocasión. Llevarán desde la huerta que la Albufera custodia el sabor
hermanado del marjal para fundirlo con los regajos propios. Sabrán que las idas
y regresos suponen un movimiento pendular que como aves migratorias están dispuestos
a seguir. Harán réplicas autóctonas con formas falleras para dar testimonio de
ello y siempre tendrán una sonrisa tendida hacia propios y extraños. Cuidan que
ese rastro perdure y siga dando fe de procedencia como si debieran lo que no se
les exige. Llegará el mediodía y silencioso cabalgará sobre la batería motora
recordando al niño que jamás debemos dejar de ser. Mientras, Pili tomará
asiento bajo la sombrilla como si fuese juez de ese circuito. Plegará sobre su
flequillo las lentes de cerca porque ella es más de mirar hacia lo lejos. Todo
fluirá con la pausa que la risa determine. Quizás esta noche los números
caprichosos decidan buscarles como afortunados noctámbulos. Ilusos dígitos
ellos si así consideran a los que ya lo son. Allá, dos curvas más arriba, la
tertulia prosigue, los recuerdos fluyen, las horas se descuentan. Aquí, adosados
a la fuente recién nacida, con el perfil de las almenas iluminando la
oscuridad, ellos dos, una noche más, darán testimonio de pertenencia y fe de
paso. Una nueva jornada se cierra y una nueva jornada renace con la satisfacción
que su amistad provoca y la dicha de saber que tuvo precedentes en aquellos que
nos legaron su ejemplo. Esta vez, la línea fue correcta.
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