miércoles, 28 de noviembre de 2018


1. Isabelín


Existen nombres que por sí solos son suficientemente especificativos. No necesitan la ayuda de ningún apellido e incluso acaba despareciendo del carnet diario de la proximidad. Isabelín es la prueba. Nadie podrá negarse la imagen que le llega cuando oiga pronunciar su nombre. Inmediatamente se trasladará a las puertas metálicas que fronterizan la planta en la que el todo se acumula. Un todo llegado del esfuerzo y la constancia que en el Abrevaor tiene el origen y que bajo los nogales firman un modo de vida. Tantos y tantos viajes a lomos de la furgoneta azul sobre la que disponer en un Segundo de todo aquello que la tierra ofrecía y sigue prestando. Aún mantiene el aroma al espliego que llegó a encabritar por el sobrepeso a la furgoneta que buscaba la marmita destiladora en la curva del río. Las aguas compitieron con las hoces para ofrecer productos y en ello sigue. Sobre la acera, las macetas adoptan las mil formas caprichosas que los geranios exigen. Sobre su piel, los claroscuros se simultanean para ofrecer dos versiones de un mismo rostro siempre risueño. La romana descansa y espera al siguiente del turno sabiendo que será generosa con la pesa. La toca duerme en el arcón ante la lejana llegada del otoño que presagiará lluvias y fríos. Enhebrará el hilo de la conversación adueñándose de la prisa para vencerla al menor descuido. Nada importará más que recontar los pasos de quienes pasan por delante de su mirada aguda sin caer en la cuenta de ello.  La rueda del carretillo ronronea el óxido que la fuerzas fueron depositando y la silla baja de anea será pintada de nuevo como cada primavera. Icono de un tiempo que se resiste a convertirse en olvido, aún de cuando en cuando, se sueña viajera hacia mercados cercanos. Las cajas de cartón con respiradero fueron convenientemente anudadas con cuerdas de pita y fueron maleta de enseres en tantas ocasiones como ocasiones se presentaron. Bastará su simple desplazamiento hacia la esquina para que todo aquel que la eche de menos la tenga de nuevo. Habla de la familia en un intento de afianzar los lazos que tantas y tantas veces se desatan sin querer. Un nuevo ciclo se asoma a su vida y ella misma será la encargada de darle cuerda al reloj pausado de su existencia. El corazón sincopa los latidos como si el péndulo le negase a la pausa a quien la pausa desconoce. Es de las que con tres perras ha sido capaz de comprender el auténtico valor de la riqueza. Si alguna vez os la encontráis, si alguna vez le preguntáis cómo está, no hagáis caso excesivo a sus quejas primeras. Enseguida comprobaréis que la vitalidad la sigue acompañando y no le gusta presumir de ello ante nadie.

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