1. Berta
Como si acabara de empezar el día y el sol tuviera
prisa por llegarle desde Gibraltar. Como si los geranios que se asoman a su
balcón quisieran vestirse deprisa, engalanarse para la ocasión y librarse de lo
innecesario. Como si el goteo de la fuente que decora su rincón quisiera
sumarse segundo a segundo a la onomástica. Como si el vuelo incesante de las
golondrinas que regresan quisieran dibujar una estela en su honor. Así,
exactamente así, un nuevo catorce de Mayo se despereza. Y lo hace sabiendo que
será complicado depositarle en las mejillas los besos de felicitaciones que hoy
la buscan. Tiempo ha que salió en busca de la novedad para que la novedad se
tope de frente con ella y la charla se haga presente. Cruzará la curva
cuartelera mirando hacia los caravista para imaginar qué tal han pasado la
noche los testigos del tiempo. Quitará los pétalos agonizantes delos rosales
que cumplieron su misión y hoy dejan paso a los sucesivos. Metáfora de vida que
se manifiesta en cada detalle y ella hace suya. Cara al viento las vestiduras
que la arropan cuando la fecha lo marca se fueron oreando para empaparse de
aromas a tierra, a raíz, a permanencia. Ella, dueña absoluta de las arenas del
reloj, dará constantemente la vuelta
para que la humedad no se adueñe de los tasones que pudieran formarse.
Volará incansable y seguirá revisando las necesidades para proporcionarles
remedios más allá de los límites que la sangre marca. Vio, vivió, compartió y
dirigió por la senda igualitaria a quienes el cartel no merecido quiso tildarlos
de diferentes. Sabe que del empeño se suelen obtener los merecimientos y en
ello sigue. Será capaz de apuntarse a un bombardeo si la metralla que expande
lleva como cuño el “cuna y vergel” que tanto ama. Llegado el momento, cuando
las aguas decidan discurrir solitarias, bajará a hacerles compañía para
evitarles la tristeza. Y de su paso menudo seguirá dejando huella por cada
rincón. Puntos cardinales que la orientan y exhibe demostrando a quien perdido
camina el valor de la pertenencia. Acaban de sonar los cuartos y desde la popa
de su nave el timón de una nueva travesía empieza a buscar la ruta. Abrid los
postigos y esperad. En breves momentos pasará cerca y de nuevo volverá a
agradecer al destino la oportunidad que le otorga para disfrutar de un calendario
que ella misma, como no podría ser de otro modo, diseñó y sigue diseñando.
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