martes, 14 de mayo de 2019


1. Berta


Como si acabara de empezar el día y el sol tuviera prisa por llegarle desde Gibraltar. Como si los geranios que se asoman a su balcón quisieran vestirse deprisa, engalanarse para la ocasión y librarse de lo innecesario. Como si el goteo de la fuente que decora su rincón quisiera sumarse segundo a segundo a la onomástica. Como si el vuelo incesante de las golondrinas que regresan quisieran dibujar una estela en su honor. Así, exactamente así, un nuevo catorce de Mayo se despereza. Y lo hace sabiendo que será complicado depositarle en las mejillas los besos de felicitaciones que hoy la buscan. Tiempo ha que salió en busca de la novedad para que la novedad se tope de frente con ella y la charla se haga presente. Cruzará la curva cuartelera mirando hacia los caravista para imaginar qué tal han pasado la noche los testigos del tiempo. Quitará los pétalos agonizantes delos rosales que cumplieron su misión y hoy dejan paso a los sucesivos. Metáfora de vida que se manifiesta en cada detalle y ella hace suya. Cara al viento las vestiduras que la arropan cuando la fecha lo marca se fueron oreando para empaparse de aromas a tierra, a raíz, a permanencia. Ella, dueña absoluta de las arenas del reloj, dará constantemente la vuelta  para que la humedad no se adueñe de los tasones que pudieran formarse. Volará incansable y seguirá revisando las necesidades para proporcionarles remedios más allá de los límites que la sangre marca. Vio, vivió, compartió y dirigió por la senda igualitaria a quienes el cartel no merecido quiso tildarlos de diferentes. Sabe que del empeño se suelen obtener los merecimientos y en ello sigue. Será capaz de apuntarse a un bombardeo si la metralla que expande lleva como cuño el “cuna y vergel” que tanto ama. Llegado el momento, cuando las aguas decidan discurrir solitarias, bajará a hacerles compañía para evitarles la tristeza. Y de su paso menudo seguirá dejando huella por cada rincón. Puntos cardinales que la orientan y exhibe demostrando a quien perdido camina el valor de la pertenencia. Acaban de sonar los cuartos y desde la popa de su nave el timón de una nueva travesía empieza a buscar la ruta. Abrid los postigos y esperad. En breves momentos pasará cerca y de nuevo volverá a agradecer al destino la oportunidad que le otorga para disfrutar de un calendario que ella misma, como no podría ser de otro modo, diseñó y sigue diseñando.   

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