jueves, 30 de mayo de 2019


1. L@s más variopint@s


No voy a dar más pistas porque no son necesarias. Quienes los conocen sabrán ponerles rostro y quienes no, mejor que se los imaginen. Lo que sí puedo asegurar es que jamás, y ya son años, me había topado con un grupo así, tal cual, variopinto. Es entrar y regresan a ti aquellos temas hoy desaparecidos de las matemáticas en los que se hablaban de conjuntos, subconjuntos, diagramas de Venn, etcétera, etcétera y más etcéteras. Porque nunca imaginas por dónde va a salir la ocurrencia como intento previo a distraerme y así acortar los minutos docentes. Puede que una penúltima disputa se anteponga a la búsqueda de un libro que ha desaparecido y no apunta a un próximo regreso. Puede que un nuevo requerimiento en busca de la justicia calificadora no les haya dejado dormir. Puede que los decimales precisos estén escondidos en las vetas de una mina llamada cuaderno que sigue dormitando en algún cajón extraviado. O que la enésima doctrina de la enésima filosofía del credo venga a pedir paso para reafirmar la ocurrencia del amanecer inmediato. O que la pirueta imposible haya conseguido descolocar al cartílago que no sospechaba semejante exigencia. O que el sueño aparezca como carta de presentación en quienes han huido del enemigo en medio del juego virtual de moda. O que el desconocido general de aquella división emboscada en mitad de unas trincheras reclame su medalla al valor. O que el silencio grite para dentro el exabrupto que no se atreve a salir. Lo que sea, menos permanecer inmunes, quietos o mudos. Bastará con lanzar un interrogante para que más de veintitantas respuestas pugnen por ser las aceptadas. Odiarán como se suele odiar a la norma impuesta por considerar que la norma es excesivamente cruel al erosionar puntuaciones. Verán cómo a escasos metros la tabla de salvación momentánea se ofrece tras el ojo de buey de la puerta. Geniales, sin duda, y siempre diferentes, y siempre sorprendentes, y para siempre recordados. Gimnastas, boxeadores, baloncestistas, corredores, acróbatas, futbolistas, nadadores. Un compendio de preadultos que simulan sus temores y se abren paso entre los interrogantes. Unos sujetos pseudorreflejos en cuyas ecuaciones las incógnitas encuentran soluciones personales e indiscutibles. Una tripulación con la que atreverse a soltar amarras y santiguarse dejando al capricho de los vientos la ruta a seguir. Dos docenas de brotes que dejarán para un rictus sonriente en la orla que permanecerá enmarcada para siempre en mi memoria. Quiero pensar, que será mutuo, aunque con ell@s nunca se sabe.

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