jueves, 25 de enero de 2018


Tres anuncios en las afueras



Había que ir y seguir los consejos de quienes la habían visto ya. Digo visto y creo que lo correcto sería decir disfrutado. Una película a ritmo pausado en la que las circunstancias generadoras de las más internas emociones de venganza se van decantando hacia el matraz menos esperado de la trama. Una sucesión de silencios explosivos en los que salen a la luz reproches guardados a la espera de su oportunidad. Un uso correcto del medio plano como si se quisiera respetar la intimidad de los protagonistas. No, no se debe avanzar hacia el abrazo si no se es invitado y así es como se muestran desde la dureza de la existencia. Respuestas imprevistas que desde la butaca arrancan aplausos, risas, solidaridades, y que en un momento determinado se ven sometidas a un cambio brusco del timón argumental que te deja sin posible reacción. Parece como si el arrepentimiento a la suposición se adueñase de ti y en la semioscuridad de la sala se escondiese el rubor de tus mejillas al reconocer tu error. Un canto a la esperanza de encontrar en lo más profundo de nuestro yo ese recodo de bondad que tantas capas de hormigón va acumulando a lo largo de la vida y a lo ancho de las circunstancias. Un ambiente sofocante que se va atenuando a medida que transcurren las casi dos horas de duración. Cómplices de un final que queda plasmado como muestra de un sentir que tantas veces hacemos nuestro cuando la visceralidad queda arrinconada. Id, ida verla. Comprobaréis cómo la narración fílmica supera lo habitualmente conocido y si sois medianamente sensibles guardaréis un grato recuerdo hasta la noche de entrega de las estatuillas. Frances McDormand ganará la suya a mejor actriz principal. Sam Rockwell conseguirá la suya como mejor actor secundario. Ya lo aviso. Y si este vaticinio no se cumple, algo estará fallando en el jurado de los premios. Posiblemente, si este final que anticipo en la entrega de los óscar no se cumple, os entren ganas de buscar en cualquier carretera secundaria próxima a vuestro entorno tres paneles publicitarios en desuso. Y en caso de que estén ocupados, colocaréis sobre ellos tres rótulos sucesivos sobre fondo rojo con la inscripción oportuna. Que cada cual vaya eligiendo los tres lemas aunque no creo que sea necesaria semejante acción. La película merece mucho la pena y como tal será reconocida.    

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