Tres anuncios en las afueras
Había que ir y seguir los consejos de quienes la
habían visto ya. Digo visto y creo que lo correcto sería decir disfrutado. Una
película a ritmo pausado en la que las circunstancias generadoras de las más
internas emociones de venganza se van decantando hacia el matraz menos esperado
de la trama. Una sucesión de silencios explosivos en los que salen a la luz reproches
guardados a la espera de su oportunidad. Un uso correcto del medio plano como
si se quisiera respetar la intimidad de los protagonistas. No, no se debe
avanzar hacia el abrazo si no se es invitado y así es como se muestran desde la
dureza de la existencia. Respuestas imprevistas que desde la butaca arrancan
aplausos, risas, solidaridades, y que en un momento determinado se ven
sometidas a un cambio brusco del timón argumental que te deja sin posible
reacción. Parece como si el arrepentimiento a la suposición se adueñase de ti y
en la semioscuridad de la sala se escondiese el rubor de tus mejillas al
reconocer tu error. Un canto a la esperanza de encontrar en lo más profundo de
nuestro yo ese recodo de bondad que tantas capas de hormigón va acumulando a lo
largo de la vida y a lo ancho de las circunstancias. Un ambiente sofocante que
se va atenuando a medida que transcurren las casi dos horas de duración. Cómplices
de un final que queda plasmado como muestra de un sentir que tantas veces
hacemos nuestro cuando la visceralidad queda arrinconada. Id, ida verla.
Comprobaréis cómo la narración fílmica supera lo habitualmente conocido y si
sois medianamente sensibles guardaréis un grato recuerdo hasta la noche de
entrega de las estatuillas. Frances McDormand ganará la suya a mejor actriz
principal. Sam Rockwell conseguirá la suya como mejor actor secundario. Ya lo
aviso. Y si este vaticinio no se cumple, algo estará fallando en el jurado de
los premios. Posiblemente, si este final que anticipo en la entrega de los óscar
no se cumple, os entren ganas de buscar en cualquier carretera secundaria
próxima a vuestro entorno tres paneles publicitarios en desuso. Y en caso de
que estén ocupados, colocaréis sobre ellos tres rótulos sucesivos sobre fondo
rojo con la inscripción oportuna. Que cada cual vaya eligiendo los tres lemas
aunque no creo que sea necesaria semejante acción. La película merece mucho la
pena y como tal será reconocida.
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