1. Manuel V.P.
Tentado estaba de
autorretratarme hoy, 5 de Marzo, y he caído en la cuenta de que alguien más
pedía paso. Obviamente sería una petulancia creerme el elegido por la fecha que
anticipa la floración de los almendros. Sería demasiado soberbio pasar por alto
a todos aquellos que comparten tal fortuna. Y en eso estaba cuando la imagen de
Manuel me ha llegado. Como si entre las bambalinas del escenario que tan
habituado a tenerlo se mostrase, ha dejado caer el aviso silencioso. Como si
del entreacto pendiente de continuidad se tratase, este a quien tengo la
fortuna de considerar amigo, se ha abierto paso con el guion más creíble que la
existencia transcribe. Alguien capaz de dar vida a los textos que para la parte
ilustrada de la sociedad siguen vivos. Alguien capaz de mimetizar en sus letras
los amaneceres llegados de las macetas que el rocío acuna. Alguien capaz de
enarbolar la bandera del sentimiento más allá de exhibicionismos innecesarios.
Alguien capaz de poner cordura a las aulas cuando las aulas adormecen
inquietudes. Alguien como Manuel, renaciente vate de las letras barrocas que
escudan los ataques de quienes se sienten lo que no son. Y todo desde la
sencillez que no precisa de alharacas. Como si un bufón consciente le anidase
sobre el hombro, cualquier intento de resbalón le será evitado. Y con ello
surcará las líneas de sus pensamientos que como pez al uso vagará de las turbulencias
a los sosiegos. No, no perderá de vista lo esencial, ni dejará que las valvas
de la inquina se le solapen sobre la quilla de su nave. Hace tanto tiempo que
decidió manejar el timón para dominar a la rosa de los vientos que no habrá
tormenta capaz de hacerle encallar. Pirata cuyo cofre permanece abierto en las arena
de la isla que pocos se atreven a descubrir. Y de la bandera que las tibias
cruzadas firman transcribirá una calavera risueña capaz de restar temores al
osado que decida abordarlo. Este alquimista de las yerbas hierve para sí los
oráculos cercanos como si de ellos dependiese el siguiente paso a dar. Siempre
sabrá buscar el valor positivo y el rayo de luz a la penumbra que se cierna
sobre el sueño ligero. Tiempo atrás, atrás quedaron las dudas y los pestillos
celan toda posibilidad de regreso. Este, en resumen, es Manuel, y este, en
resumen, es su día. De cómo lo enmarque, de si el cáncamo queda más o menos
recto sobre la pared elegida, eso, creedme, ni él mismo lo sabe; es piscis, y
con ello todo queda dicho.
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