martes, 14 de octubre de 2014


    Será la lluvia

Imaginaba  que sería la lluvia la que provocaba  ese ánimo que tantas veces le acompaña compasiva. Debía  ser ella porque si no, no entendería aquello que realmente no merecía ser explicado salvo por los caprichos del alma que carecía de bridas  a las que asirse para frenar sus ímpetus. Siempre se vio ligada al agua quien se sabía sirena varada en el puerto de la soledad. Y así tendió para sí un horizonte sobre el que desplegar sus sueños sin más frontera que la consecución de los mismos. Se sabía feliz, pero no plena. De poco le servían las atenciones de las que era objeto a quien hacía del suspiro una llamada que pocas veces era escuchada. Vivía en una época que no le correspondía más que con materialidades que se subastaban sus minutos cuando era capaz de llenar una vida desde la plenitud de una sonrisa. Refugió sus días en la realidad de un sueño y sus sueños escaparon al rompeolas en el que sus pasiones batían a las mareas. Tantos la conocen como tantos ignoran en realidad quien se refugia bajo su piel. Y así se solaza a la caída de las tardes cada vez que se asoma al alféizar de su ventana y mira al atardecer grisáceo. Lo que para otros se presenta como gris desventura, para ella supone el prólogo de un nuevo capítulo en el que firmar sus sueños con la tinta húmeda que el cielo esparce a quien sueña imposibles. Si la veis, si os cruzáis  con ella, pedid al destino que sea durante una de esas tardes en las que las nubes gobiernan a su antojo. Acercaos y a prudente distancia observadla. Callad porque en ese mismo instante está trazando desde sus adentros el pentagrama sobre el que expandir las notas de su alegría. No corráis al encuentro de quien sabe que su meta sólo la traspasan quienes son capaces de entender a los silencios que la inmortalizan. Cuando las horas lloren su despedida seguid su estela y comprenderéis la magia que la envuelve. Entonces descubriréis que quizás la lluvia ha sido la culpable de proporcionaros el catalejo desde el que contemplar la belleza de tantos silencios.

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