lunes, 2 de marzo de 2015


 

      Aquel inolvidable y doloroso 5-0

Era domingo, cuando los domingos concluían con un partido de fútbol televisado a eso de las siete de la tarde. Días previos había sido festivo y a tal efecto  la salida por Utiel nos fue permitida. Como ya he mencionado en capítulos previos, el cine se nos ofrecía como una buena alternativa. Y dado que la edad ya no pedía asistencia al cine Pérez por ser demasiado infantiles sus películas, el Rambal , o el Florida, eran las opciones posibles. Por casualidades del destino acudimos el día festivo al más alejado, al Rambal. No recuerdo qué película vimos y tampoco si tuvimos pegas con el acceso. Lo cierto es que no debió suponer nada significativo, imagino. Pasaron tres días, y obviamente acudimos al  cine Florida. Proyectaban una comedia italiana titulada “Divorcio a la italiana” y su protagonista era Marcello Mastroianni. Nada del otro mundo. Supongo que se echaría en falta a Sofía Loren, porque no dejaba de resultar una comedia justita. Lo cierto y verdad es que la proximidad de dicho cine hizo que regresásemos antes que el grupo que había ido al cine más alejado. Esa tarde le tocaba guardia al impresentable cura llamado don Carlos.  Supongo que mi rechazo al cochinillo proviene del recuerdo de su cara. El muy….., eso, el muy…..nos recibió destilando fuego alcohólico por sus fauces. Sus mejillas enrojecidas a modo de tomate triturado exhalaban por el diminuto orificio de su boca inconexas preguntas que apenas pudimos traducir. Al entender que deseaba saber el porqué de nuestra llegada repentina lejos del resto del alumnado y al contestarle que nuestro destino fue el cine Florida, el muy….., sí, el muy…..nos descerrajó dos guantazos a mano abierta a cada uno de nosotros y nos puso de rodillas en las escaleras de acceso a las habitaciones con los brazos en cruz. Mintió al decir que esa película era desaconsejable por más que dijimos que el resto ya la vio días antes. Conforme fueron llegando los demás oímos decir que el muy….., sí, el muy…..estaba fuera de sí porque el Madrid fue vapuleado por el Barsa de Cruyff en el Bernabeu con un 5-0, y él era del Madrid. Creo que debimos convertirlo en ave voladora por el hueco de la escalera y sólo el miedo a destrozar el chiringuito que habíamos montado a modo de quiosco, evitó su aterrizaje. Esa fue la penúltima vez que vi borracho a este clon de porky leonés. Imagino que si aún existe, ni se acordará y caso de hacerlo echará la culpa al cholo Sotil, magnífico  jugador de aquel equipo que nos tocó la carita. Sí, nos tocó, porque por entonces yo era madridista, para mayor inri.
 
Jesús(defrijan)

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