Aquel
inolvidable y doloroso 5-0
Era domingo, cuando los
domingos concluían con un partido de fútbol televisado a eso de las siete de la
tarde. Días previos había sido festivo y a tal efecto la salida por Utiel nos fue permitida. Como
ya he mencionado en capítulos previos, el cine se nos ofrecía como una buena
alternativa. Y dado que la edad ya no pedía asistencia al cine Pérez por ser
demasiado infantiles sus películas, el Rambal , o el Florida, eran las opciones
posibles. Por casualidades del destino acudimos el día festivo al más alejado, al
Rambal. No recuerdo qué película vimos y tampoco si tuvimos pegas con el
acceso. Lo cierto es que no debió suponer nada significativo, imagino. Pasaron
tres días, y obviamente acudimos al cine
Florida. Proyectaban una comedia italiana titulada “Divorcio a la italiana” y
su protagonista era Marcello Mastroianni. Nada del
otro mundo. Supongo que se echaría en falta a Sofía Loren, porque no dejaba de
resultar una comedia justita. Lo cierto y verdad es que la proximidad de dicho
cine hizo que regresásemos antes que el grupo que había ido al cine más
alejado. Esa tarde le tocaba guardia al impresentable cura llamado don
Carlos. Supongo que mi rechazo al
cochinillo proviene del recuerdo de su cara. El muy….., eso, el muy…..nos
recibió destilando fuego alcohólico por sus fauces. Sus mejillas enrojecidas a
modo de tomate triturado exhalaban por el diminuto orificio de su boca
inconexas preguntas que apenas pudimos traducir. Al entender que deseaba saber
el porqué de nuestra llegada repentina lejos del resto del alumnado y al
contestarle que nuestro destino fue el cine Florida, el muy….., sí, el
muy…..nos descerrajó dos guantazos a mano abierta a cada uno de nosotros y nos
puso de rodillas en las escaleras de acceso a las habitaciones con los brazos
en cruz. Mintió al decir que esa película era desaconsejable por más que
dijimos que el resto ya la vio días antes. Conforme fueron llegando los demás
oímos decir que el muy….., sí, el muy…..estaba fuera de sí porque el Madrid fue
vapuleado por el Barsa de Cruyff en el Bernabeu con un 5-0, y él era del
Madrid. Creo que debimos convertirlo en ave voladora por el hueco de la
escalera y sólo el miedo a destrozar el chiringuito que habíamos montado a modo
de quiosco, evitó su aterrizaje. Esa fue la penúltima vez que vi borracho a este
clon de porky leonés. Imagino que si aún existe, ni se acordará y caso de
hacerlo echará la culpa al cholo Sotil, magnífico jugador de aquel equipo que nos tocó la
carita. Sí, nos tocó, porque por entonces yo era madridista, para mayor inri.
Jesús(defrijan)
No hay comentarios:
Publicar un comentario