20 de Noviembre
Desde luego
hay fechas en las que el calendario se empeña en vestirse de luto. Y esta de
hoy parece ser una de ellas. Hace ya bastantes años, aquellos alevines que
fuimos, trenzábamos coronas a la memoria de un falangista fusilado en una cárcel
alicantina por “las hordas infames que blandían hoces y martillos” para acabar
con nuestra estirpe. He de reconocer que, compungidos, llegamos a llorar dicha
muerte a los sones del himno que nos dirigía las miradas al Sol. Criaturas
inocentes que soñábamos ser de mayores réplicas
de los mayores que así nos lo inculcaban desde el movimiento inmóvil del yugo
con flechas. Pasaron los años, y el inmortal decidió morirse. Y mire usted por
donde, elige la misma fecha. Casualidad de casualidades que el lloriqueo
televisivo lazó un nudo en la garganta a
quien anticipó nudos gordianos imposibles de deshacer. Ni Alejandro Magno tardó
menos en deshacer el suyo, por más intentos que lucharon por que siguiese atado
y bien atado. De modo que tal fecha, el 20-N siempre se ha sentido teñida de
las solemnidades que todo luto conlleva, para mayor desgracia suya. Hasta hoy.
Hoy, la vitalidad que se ayuda de un buen bolsillo ha decidido colorearlo. Supongo
que a casualidad habrá hecho coincidir el óbito con aquellos anteriores para esparcirles
una mano de pintura de colores mientras los faralaes se abren al palmeo. Olé
por quien ha sabido vivir como a muchos nos gustaría. Todo pareció resbalarle a
quien siempre tuvo un espíritu hippie nacido de del respaldo económico que la
herencia le otorgase. Reconozco que me rindo a los efluvios del brandy que lleva
por nombre su excelso título. Sea Grande de España de nuevo quien es capaz de
destilar semejante maravilla. Ahora bien, aquí mi duda aparece en el tablao de
la fanfarria para preguntarme a mí mismo si semejante icono de modernidad será
capaz de conseguir, que aquellos adustos que la precedieron en tal fecha se
animen a bailar las sevillanas que les
propondrá. Me imagino que necesitará unas buenas dosis de rebujitos esparcidos
por las mesas coloridas mientras los rasgueos compiten con las palmas de las
almas, hasta hoy, en pena. Veo expandirse los farolillos para dar luz a quienes
siempre se empeñaron en vivir entre tinieblas. Veo a los claveles reventones
invadiendo chaquetas cuarteleras a modo de insignias. Veo las calesas repletas
de admiradores que le rendirán la penúltima pleitesía mientras en la maestranza
del más allá suenan clarines y trompetas. Dejo de ver, porque tanto arrikitrán
me está cegando la sesera. Sólo me cabe un consuelo. Es de de saber cómo a
partir de hoy, a los niños del Benelux ya no podrán atemorizarlos más con la llegada del duque. Sabrán que su
sucesora pasó de meter miedo porque ni
siquiera a la muerte, se lo tuvo.
Jesús
(http://defrijan.bubok.es)
No hay comentarios:
Publicar un comentario