martes, 11 de noviembre de 2014


      Los dos clics azules

 

De buenas a primeras  han empezado a teñirse de azul los clics de la aplicación mundialmente conocida y mundialmente utilizada. Al contemplarlos pensé que la opción real partía de haber adoptado los postulados monárquicos con los que teñir a sus guiños. Después creí que un halo de esperanza intentaba colorear de azul celeste a los mensajes grises que tan insípidos resultan a veces. Ahora  resulta que la verdadera razón estriba en el control por parte del remitente del recibo y lectura por parte del receptor. ¡Qué pereza! ¿De verdad  es tan importante hurgar en las vidas de aquellos que lo utilizan para el ocio o para el destierro de soledades? ¿No es menos cierto que entre tanto trasiego se esconden y redimen sentimientos que merecen respeto? Sea cual sea la opción del usuario, el controlador debería tener un mínimo de respeto por más que aduzca la gratuidad de su servicio.  Mira por donde acaban de regresar los dos rombos que cubrían esquinas de los añejos televisores en blanco y negro. Estos celadores de la moral urgían a nuestros padres a que nos evitaran la visión de tal programa por ser perjudiciales para nuestra moral, o mejor dicho, la suya. Un rombo para los menores de catorce años y dos rombos para los menores de dieciocho. Así nos privamos del abanico de opciones que podían abrirnos los ojos. Pues han regresado en forma de sonrisas al mundo de la comunicación para convertirse en espías absurdos. He de creer que más de uno pensaremos cuan poca validez tienen las opiniones de aquellos que pretenden convertirse en censores. Sin entrar en detalles de las múltiples opciones que podrían tomarse para cambiar de estafeta, lo mejor será seguir siendo toso lo naturales que queramos y a lo mejor así les acabamos demostrando lo vacía que es la existencia de quien se regocija en las escuchas ajenas. Pasaron los tiempos en los que el miedo tomaba tronos y es hora de dejárselo claro. De todos modos, puestos a censurar, a vigilar, a coartar, ¿qué tal si empezasen por eliminar aquellas publicaciones que incitan a la violencia de cualquier tipo? ¿No sería más honrado  cercenar a quienes realizan proclamas  injustas, xenófobas, radicales de cualquier sentido? ¿Y si bloqueasen publicaciones o accesos a páginas indeseables? Son sólo sugerencias mientras empiezan a teñir de nuevo a las pestañas que durante estos días han sembrado la inquietud, o no, entre los watsappeadores. Y caso de rectificar, a título de sugerencia, ¿por qué no dar la opción de colorarlas a modo de arco iris y que cada cual elija? Quizás así, la libertad de acción, de emisión, de recepción, de lectura de respuesta, sería plena, ¿no creen?

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