El meu
xic
Supongo que por no tenerlo acabé
por adoptarlo como hermano menor. Es el típico representante de la paciencia
quien detrás de su mirada esmeralda la transmite a quienes tenemos la fortuna de compartirle
horas. Horas en las que las risas aplauden nuestro trayecto diario en el que el
sueño intenta hacerse un hueco y casi nunca lo consigue. De él puedes esperar
cualquier cosa menos que se convierta en el Vellido Dolfos que aseste puñaladas
para conseguir beneficios. Es lo que se conoce como buena gente y que para
otras que no lo son pasaría como representante supremo de la inocencia. Este
murciélago cuatribarrado sobre el paño gualda corona las pasiones del fin de
semana con la utopía de la esperanza que sabe improbable mientras en anfiteatro
sueña con ser Olimpo de dioses terrenales. Pulcro hasta la extenuación,
redimirá meteduras de patas de quienes por más tiempo que practiquemos
seguiremos errando para buscar en él la solución. Ni siquiera hará honor a su
nombre sacudiéndose las sandalias al abandonar el territorio que tanto le debe.
Generoso, pasará página y se encomendará al destino para que el destino juzgue
y adjudique sentencias. Este descendiente directo de Giacomo Casanova es capaz de cabalgar a lomos del aluminio como
si el caballero andante que le viste necesitase de una nueva aventura por la
que encaminar sus pasos. No, no será una ecuación irresoluble la que nazca de
su interior, porque sabe que los planteamientos absurdos jamás obtendrán la
respuesta válida. Todo teorema que los clásicos expandieron le llegará para que
demuestre la racionalidad del crédito. Y a la par, el aguijón del escorpión que
tímidamente esconde sobre el apéndice de su cola, amenazará sin dar por más
deseos que le acudan. Sabe que la cicuta que de allí saliese causaría más daño
que el merecido y no se lo perdonaría. Es, como ya habéis visto, un gran ser
del que me siento orgulloso, del que soy compadre y del que siempre, os lo
aseguro, os podréis fiar. Sé que sonreirá al leer estas letras y simulará
vergüenza ante tal desnudez. Pero sabed que el marco que merece debe de estar a
la altura de la visión que la amistad ha
dictado. Él ya se encargará de tomar medidas sobre la pared en la que habrá de
taladrar el orificio para que la escarpia equilibre sus excesos.
Jesús (http://defrijan.bubok.es)
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