Bob y Pam
Peinaba
el tupé como el aguerrido rockero que no era, quizás con la intención de desviar la vista de
aquellos que la dirigían a su mano diestra. El destino había querido ubicarlo
en el grupo de seres que por comparación suelen verse inferiores sin serlo y
así vivió sus años de adolescencia. Nada más allá del enfado mal disimulado por
quien poseía la virtud escondida de saber querer como pocos y ser poco querido
como los tantos. No había tenido
oportunidad de demostrarlo en esta sociedad en la que las oportunidades vienen
bajo el celofán del modelo deseable y él, no lo era. Ella apareció como de la nada y tras su
mirada indefinida, unos ojos atenuaban a
la ignorancia que desde dentro pugnaba
por mostrarse como igual ante los diferentes. Así les llegó el encuentro y así
decidieron emprender el sin rumbo que la carencia anima. Paseos a compás
cogidos de la mano que ya no se ocultaba y que lucía orgullosa ante aquellos
que les intentaban ningunear. Una capa de paciencia vino a sumarse al
impermeable que el tiempo fue tejiendo sobre las cansadas espaldas de quienes
soportaron burlas. Eran y se sentían superiores porque el escalón al que habían
ascendido sólo los valientes se atreven a subirlo dejando en la barandilla,
relegando al pasamanos las opiniones
lacerantes que poco daño les causaban
ya. Vivieron la pasión desde esta parte que la barra del bar promueve
ofreciendo paraísos a los que ignoran que ya lo han conseguido. No necesitaban
más que la sombra del otro para que el uno se hiciese presente. En alguna
ocasión la daga de los celos atravesó por su portal e intentó hacerse fuerte en
la alacena de su corazón y no pudo. Las lágrimas se sumaban en aquellos que
tantas veces las contuvieron para regar
de nuevo el futuro incierto en el que se soñaban. Se dejaron nombrar con los
nombres de moda que la televisión puso en primera fila y por más que alguna
risa escuchasen, se sabían envidiados, se sabían felices, se sabían uno.
Traspasaron la difusa línea de la razón desde los brazos destilados y el último
capítulo cerró aquella historia de amor. Él dejó un hueco que ella no logró
rellenar, Ella, cada vez que los vientos giran a su favor, viene a depositarle
las silvestres que tantas veces recibió de su parte mientras los días de lluvia
presagiaban la alegría de su nuevo sustento.
Jesús (http://defrijan.bubok.es)
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